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Historias del Tercer Mundo

Foto: Wendy Rufino

Pareciera que está de moda rendir cuentas de lo que todavía no se hace, o al menos así se ha venido haciendo desde Presidencia, pues Andrés Manuel López Obrador presentó un cuarto informe en donde destacaron las obras y programas que todavía no pone en marcha, justo así como estrenó una refinería que no funciona.

Tal parece que la mecánica de los informes de los gobiernos de la 4T es anunciar, más que lo que se ha hecho, lo que se pretende hacer -y que tal vez no se haga-, ya que lo que más destacó del primer informe de Alfredo Ramírez Bedolla fue, precisamente, el anuncio de que quizás se instale un metrobús en Morelia.

Y cómo van a destacar algo más si sus planes de gobierno no son más que un discurso político. Al menos en el caso concreto del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2014, no se observan fines, propósitos, metas ni objetivos concretos, con lo que es difícil evaluar si se cumplió con lo planeado.

En un gobierno de buenas intenciones, vale el discurso ambiguo, los datos engañosos, informar algo que todavía no se hace y sobre todo -y por qué no-, las omisiones y las mentiras descaradas, entre las que podemos destacar:

“En México ya no domina la oligarquía, sino que existe un gobierno democrático cuya prioridad son los pobres, la corrupción no se tolera ni hay impunidad para nadie, se acabaron los privilegios fiscales, no hay lujos en el gobierno y los servidores públicos actúan con eficiencia, responsabilidad y honradez, viven la justa medianía como lo recomendaba Benito Juárez”.

De tal manera es que se puede dar tres lecturas distintas al Cuarto Informe que presentó López Obrador: la primera, a partir de sus planes a futuro; la segunda, desde sus prioridades; la tercera, tomando en cuenta sus omisiones y por qué no proponer una cuarta, número mágico, a propósito de la Cuarta Transformación: desde el manejo del discurso y ya que estamos en esa de una vez una quinta: desde sus mentiras.

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Un informe a futuro

De 19 rubros que destacó el Presidente de la República en su discurso sobre su informe, al menos cinco corresponden a acciones que todavía no se concretan: que el país sea autosuficiente en su producción y adquisición de gasolina, bancos del Bienestar construidos por ingenieros militares, internet en todo el país -lo cual viene prometiendo desde su campaña presidencial contra Vicente Fox-, canales de distribución de agua en el norte del país, el dichoso Tren Maya, fortalecimiento de las aduanas, la Guardia Nacional dependiente de la Sedena y otras obras de infraestructura.

¿Por qué informar sobre lo que no existe? ¿Por falta de resultados?, se me ocurre o tal vez porque en este gobierno más que obras siempre ha prevalecido el discurso.

Pasemos a la segunda lectura:

Las prioridades del Presidente

Llama la atención que aunque insiste en que su prioridad no es lo económico sino la felicidad de la gente (asumiendo que como mal dicen, el dinero no trae la felicidad), lo primero de lo que se habló fue de indicadores económicos.

El primer punto en el discurso del presidente fue el empleo y cómo según sus datos crecieron los índices de empleo formal, después, los supuestos ahorros que se han obtenido gracias a que -también según sus datos- se erradicó la corrupción, la autosuficiencia en gasolinas y diésel gracias a Dos Bocas y una refinería en Texas que todavía no se pone en marcha, siguió con la industria eléctrica sin dejar pasar los calificativos de “corruptos y antipatriotas” para quienes no estuvieron de acuerdo con su reforma, después los bancos del bienestar.

“Se ha desechado la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función de indicadores de crecimiento que no necesariamente reflejan las relidades sociales”, dijo, después de presentar sus indicadores de crecimiento.

En sí, todo el informe estuvo enmarcado en una perspectiva económico y hasta las grandes obras, los programas sociales y las relaciones internacionales estuvieron justificadas desde el punto de vista económico, aunque fueron el último punto y el penúlimo, la seguridad. Así las prioridades.

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Las omisiones de siempre

Como en sus tres anteriores informes, López Obrador olvidó hablar de las mujeres, las víctimas de la delincuencia -como los desaparecidos-, repartió culpas a los gobiernos neoliberales, promovió sus programas sociales, aseguró que ya erradicó la corrupción y la violencia y lanzó una -esta vez sólo una- referencia religiosa, y esto nos da pie para pasar a la cuarta lectura:

“Pobres”, la palabra que más usó, aunque ya no hay pobres

Las palabras que más se repitieron fueron: pobres, bienestar, neoliberal, paz y felicidad. No se dejó de mencionar a Vicente Fox y a Felipe Calderón, a cuatro años de gobierno.

El mandatario habló de los “ataques” de sus supuestos adversarios conservadores a través de la prensa, pero también dijo que en su gobierno hay plena libertad de expresión.

Mencionó al menos una vez a Benito Juárez, habló de garantizar el “bienestar del alma” y calificó a los maestros de “apóstoles de la enseñanza”, pues es tradición en sus informes tocar a personajes históricos y elementos religiosos y entremezclarlos en el discurso, para después concluir que se mantiene el Estado laico.

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Las mentiras

Obrador mezcló algunos datos que tendrían que verificarse con mentiras que saltan a la vista, como las siguientes:

  • Que los homicidios han disminuido en comparación con las administraciones previas, a pesar de que se sabe que a sus cuatro años de gobierno, las cifras de homicidios ya superan las de todos los sexenios de todos los presidentes de México.
  • Que ya no hay corrupción.
  • Que tampoco hay ya desigualdad ni pobreza.
  • Que no hay impunidad y no se protege a nadie, aunque ha insistido en que su hermano Pío es inocente de lavado de dinero.
  • Que no ha habido manifestaciones en el último año.
  • Que las huelgas que han estallado no proliferan.
  • Que se garantiza la libertad de expresión “como nunca”; aunque van más de 20 periodistas asesinados este año y persiste la ignominiosa sección “¿Quién es quién en las mentiras de la semana? en su mañanera, sin contar con los ataques personales hacia Loret de Mola, Denise Dresser, Carmen Aristegui y a medios como El Reforma.
  • Que “estamos ganando la batalla contra el racismo, el clasismo y la discriminación”.
  • Que la FGR y los poderes Legislativo y Judicial actúan con absoluta independencia.

SPIN Taller de Comunicación Política lleva un conteo de las mentiras que ha pronunciado el presidente que según sus datos es el más popular en el mundo, van más de 180 mil. De acuerdo con el director de esta organización, Luis Estrada, en este informe hubo 173 afirmaciones falsas, engañosas o que no se puede probar. De las cuales, 120 de ellas no soncomprobables, 50 son promesas y tres son completamente falsas.

¿Qué nos espera para los próximos dos años? Además de ver cómo no se cumple la mayoría de las promesas que se anunciaron como hechos, también observar al López Obrador que se dice con “más serenidad y aplomo”, igual de impaciente, necio y agresivo o tal vez más, conforme se acerque el 2024, año en que tratará por todos los medios de colocar con calzador a Claudia Sheinbaum en la candidatura.

Así es como se pueden avizorar más ataques, cada vez más virulentos, hacia todo el que parezca interponerse en sus deseos, menos abrazos y más balazos y mucha más falta de planeación, así como un Tren Maya a toda costa, así desaparezca media selva.

¿Qué estará anunciando en su quinto informe, más planes a futuro, seguirá culpando a los gobiernos neoliberales, mantendrá su visión de un México sin pobres, sin corrupción y sin mujeres? Hagan sus apuestas.

La autora es doctorante en Desarrollo Regional, maestra en Políticas Públicas

y licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UMSNH.

Ha publicado cuento y poesía y se ha desempeñado como periodista.


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