Esfera Pública

En estos días hago una lectura libre. Para mí, son aquellas que no tienen que ver “de manera directa” con las disciplinas que estudio y desarrollo como consultor o capacitador. De hecho, estas lecturas me sirven para descansar la mente de conceptos e ideas que leo y trabajo prácticamente todos los días.

Sin embargo, separar las cosas me resulta complicado porque finalmente existe una inercia que me hace aplicar la teoría a la práctica laboral. En estos momentos leo el libro “De Pixar al cielo”, de Lawrence Levy.

En esta joya, Lawrence narra la historia de cómo fue contratado por Steve Jobs –dueño de Pixar-, como director de finanzas de esta empresa de animación y tenía como misión hacer que la empresa saliera del abismo, creciera, fuera auto-sostenible y cotizara en la bolsa, como lo hacen las empresas norteamericanas más importantes.

Si usted ha tenido la posibilidad de leer la historia de los dueños de Pixar -aparte de Steve Jobs-, sabrá que dejan una enseñanza de emprendurismo, visión empresarial y de negocios, pragmatismo, creatividad en comunicación, marketing, publicidad y animación, pero también, dejan una enseñanza extraordinaria acerca de cómo se puede llegar a ser una marca poderosa.

Sólo les dejo una pequeña perla de lo que este libro contiene porque, además, deseo vincularlo con aquellas personas que desean hacer de sus perfiles personales, de sus empresas o de las instituciones públicas o políticas que dirigen, marcas poderosas.

Lawrence, entre tantas complejidades para hacer de Pixar un modelo de negocio auténtico y exitoso, al final logró edificar un esquema que le permitió a esta empresa ser poderosísima a partir del lanzamiento de su primer largometraje en el año de 1995: Toy Story.

Para despegar como empresa, debía cumplir 4 objetivos, desde luego, además de hacer películas de éxito en taquilla.

  1. Cuadruplicar la parte de beneficios, porque de inicio, Pixar le había entregado las mayores y mejores ganancias a Disney.
  2. Conseguir al menos 75 millones de dólares para costear sus propias producciones, porque sin más dinero propio, no podrían producir más películas.
  3. Hacer más películas, porque al inicio, sólo tenían capacidad para hacer una película cada 5 años, lo cual hacía inviable el negocio.
  4. Dar a conocer la marca de Pixar en todo el mundo, porque al principio Disney –como socio-, era una marca muchísimo más poderosa y se comía a Pixar.

Estos cuatro pilares aplican para cualquier empresa o institución, si se sabe adecuar el esquema, pero me detengo un poco en el cuarto.

“Dar a conocer la marca Pixar a todo el mundo”.

Pienso en los partidos políticos de México y en el hecho de que pelearán por la Presidencia de la República en 2024.

¿Qué tipo de marcas son?, ¿le inspiran confianza como marcas?, ¿generan buenas asociaciones en su mente?, ¿son reconocidas por cosas positivas o negativas?, ¿usan neuromarketing para distinguirse de las demás marcas?

Para mí, este tipo de lecturas libres son muy valiosas porque termino utilizando el conocimiento en las estrategias de mis clientes.

Para Lawrence estos pilares significaron su llegada al estrellato, y cumplió las expectativas de Jobs. Para Steve Jobs, Pixar, como modelo de negocio, significó la posibilidad de revivir y convertirse en lo que ahora lo distingue entre las personas que hablan de él, aunque pocas saben en realidad que fue un tipo que fracasó tantas veces como se empeñó en salir adelante, hasta convertirse él y sus empresas, en unas de las marcas más poderosas del planeta tierra.

¿Recuerdan la lámpara de Pixar al inicio de todas sus películas? Ahí está una de las claves.

El autor es consultor, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.

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