Calladitas No
En este país donde se asesina a más de 10 mujeres al día, en donde las voces de las víctimas, de las familias de las víctimas y de las defensoras de las víctimas son acalladas con un solo carpetazo, o una declaración oficial, el cinismo de las autoridades parece ser la constante del día a día.
Al corte del 30 de Junio de este año, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nación de Seguridad Pública, reporta en el documento sobre información de la violencia cometida contra las mujeres, que se han cometido en este País un total de 1,069,669 delitos contra las mujeres, entre los que se encuentran el delito de feminicidio, los homicidios dolosos y culposos, la trata de personas, la violación a la libertad personal, y la libertad y seguridad sexual, así como daños a la vida y a la integridad corporal.
Sin embargo, este universo de números y cifras frías que se publican mensualmente en una estadística sesgada y sin mucho análisis de fondo desde la perspectiva de género, se encuentran invisibilizadas realidades concretas como las que viven todos los días las mujeres en este país, y que no se nombran y visibilizan en las descripciones generalizadas, que no logran transmitir la realidad de violencia que hay de fondo.
A decir de estas estadísticas 479 feminicidios se han cometido a nivel nacional entre los meses de enero a junio de este año, siendo el estado de México, Nuevo León y Veracruz, los estados con la mayor incidencia de estos delitos.
Aunado a esta realidad, 1398 mujeres han sido víctimas de Homicidios Dolosos durante estos 6 meses del año 2022, siendo Guanajuato, Michoacán y Baja California, los estados que más casos reportan, mientras que, en el caso de los homicidios culposos, la cifra es de 1909 mujeres que perdieron la vida en estas circunstancias, siendo Guanajuato, Jalisco y nuevamente Michoacán los estados que mayor número de reportes de la comisión de este delito presentan.
De la lectura de estos escalofriantes datos podemos resumir que, sumando los feminicidios y homicidios dolosos, en lo que va de este año, 1877 mujeres han perdido la vida a manos de alguien más, es decir, en números generales, 312 mujeres al mes, aproximadamente 10.4 mujeres por día le son arrancadas a sus familias a sus hijas e hijos, y a la sociedad en general.
Todas ellas, mujeres con una historia de vida, que en la mayoría de los casos estaba plagada de múltiples violencias, que tal vez ellas ni si quiera pudieron identificar, pero TODAS, víctimas de un sistema ciego, que no ve más allá de sus estadísticas, no ve más allá del número de carpetas que hay que integrar y que no ve, que hasta después de muertas sigue revictimizándolas.
Esa revictimización institucional, la que cierra las carpetas sin analizarlas desde la perspectiva de género; esa que filtra la información y la imagen de sus homicidios para vender la nota y provocar el morbo de una sociedad hambrienta de dolor; esa institución que cuestiona como iba vestida la víctima, con quien iba, o qué tomo antes de ser asesinada, como factor detonante de su destino fatal; esa que minimiza la realidad y le echa la culpa al pasado, es la misma que en sus investigaciones juzga a la víctima más que al victimario, cuestiona a la víctima mas que al victimario y que en muchos casos, con su poder omnipotente, realiza juicios sumarios y mediáticos para desvirtuar lo que a todas luces es un homicidio para transformarlo en muchas otras en un suicidio sin ningún rigor metodológico.
Hoy la fiscalía de Jalisco sugiere que Luz Raquel Padilla podría haberse prendido fuego sola, en lugar de ser víctima de un feminicidio, así como la fiscalía de Nuevo León señalaba que Debanhi Escobar había caído accidentalmente provocándose la muerte en lugar de haber sido víctima de un feminicidio.
Y es que, pareciera que es más fácil crear una historia vendible, y amarillista, que aceptar la realidad de violencia que viven las mujeres en este país, pareciera que es más fácil para las autoridades revictimizar a la víctima, incluso después de muerta, que aceptar que la violencia feminicida los rebasa, tanto en la prevención, como en la sanción a la misma.
Esas declaraciones, no sólo son insultantes a la memoria de cada una de esas mas de tres mil mujeres asesinadas en lo que va del año, ese tipo de declaraciones, son cinismo puro que tiene como intensión llevar al enjuiciamiento social, a la crítica misógina a las mujeres víctimas y sobre todo, a la perpetuidad de una sociedad que te cuestiona por hacer o no hacer; por ser o no ser; y por transgredir las normas sociales que están impuestas para ser cumplidas, esas normas no escritas, que colocan a las mujeres en un papel de transgresoras eternas del patriarcado impuesto socialmente, a las que hay que siempre cuestionar, incluso después de muertas, con el único fin de que su existencia, su vida y la historia de ella pase simplemente a sus estadísticas vacías y después al olvido social.