Ciudad de México

Por segunda vez en una rueda de prensa del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, un periodista pidió ayuda asegurando haber recibido amenazas de muerte.

“¡Presidente, me amenazaron de muerte, Presidente! ¡Por favor, por favor, Presidente!”, gritó una vez que se había dado por concluida la mañanera y López Obrador se había despedido.

Se trataba del periodista independiente de Quintana Roo Rodolfo Montes, quien explicó que el pasado 8 de julio recibió una llamada de amenaza y se comunicó con Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Pública y Seguridad Ciudadana y Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, quienes lo ayudaron a salir de su estado, después de lo cual estuvo en varias entidades del país.

Sin embargo, relató el comunicador entre lágrimas, el Mecanismo de Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas le comenzó a retirar la ayuda:

“El mecanismo está retirándome las escoltas, hoy a las dos de la mañana mi hija salió del país. Voy a la fiscalía a ratificar mi denuncia, quiero dar con los agresores, quiero recuperar mi tranquilidad”.

Ante ello, López Obrador le aseguró que se le seguiría apoyando y que la secretaria de Seguridad se quedaría para hablar con él, a lo que Rodolfo Montes respondió que sospechaba que se estaba protegiendo a un funcionario:

“Esta conferencia la escucha todo mundo, presidente. Si el señor Nemesio Oseguera le puso precio a mi cabeza, que me lo haga saber por cualquier medio. Así se presentaron, pero sospecho de alguien más, están ocultando a un servidor público, tengo las pruebas y estoy presentando todo en la Feadle”.

El titular del Ejecutivo le reiteró que tenía su apoyo y aseguró que no se protegería a nadie que estuviera involucrado en dichas amenazas, además de pedir al periodista que fuera valiente. “Hay que tener valentía, le dijo, porque la libertad no se implora, se conquista”.

Rodolfo Montes aseguró que no tenía ningún interés más que el periodístico y que con ese fin había denunciado ciertas corruptelas y se comprometió a seguir adelante con valentía, mientras que el mandatario le reiteró que tendría su respaldo “aunque no le guste a los conservadores” y concluyó asegurando que “hay muchos provocadores”:

“Entonces, aunque no les guste, ya el Estado mexicano no es el violador por excelencia de los derechos humanos, es otro tiempo”.

La primera vez que se dio una escena como ésta fue cuando la periodista Lourdes Maldonado denunció haber sido amenazada y pidió la protección del Gobierno de la República, que en aquel momento no se le brindó. Semanas después, fue asesinada.


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