Foto: Archivo.

Morelia, Michoacán

Ante la creciente cifra de crímenes cometidos en contra de las mujeres, que van desde la violencia psicológica o laboral hasta el feminicidio, muchos sectores sociales han insistido en que el problema de la violencia de género es cultural y debe atenderse desde la infancia, pero, ¿cómo?

De acuerdo con especialistas, un primer paso para acabar con el ciclo machista es romper con los estereotipos de género. ¿Qué es esto? La idea que se reproduce desde temprana edad de que por ser hombre o mujer se “tiene que” actuar, vestir o comportarse de cierta manera. Regalar bebés y electrodomésticos de juguete a las niñas y carros, balones y pistolas a los niños.

¿Qué tiene que ver esto con la violencia? Que por un lado, los varones crecen con la idea de que deben reprimir sus sentimientos porque “los hombres no lloran”, por lo que en ocasiones resuelven su frustración con violencia. Por su parte, las niñas creen que la mayor realización es formar una familia y criar a los hijos, lo cual en algunos casos lleva a la frustración o a desarrollar que son menos inteligentes o capaces que los niños para dedicarse a lo que más les gusta.

El colectivo Mujeres Vivas, Mujeres Libres, que nace de una conjunción entre Marea Verde y Marea Morada emitió una serie de recomendaciones para evitar que los niños repitan patrones machistas, que son el germen de la violencia de género:

  • Dejar de decirles a los niños que “se porten como un hombre” y que “no lloren”, o que “corren como una niña”.
  • Cambiar el discurso con las niñas, nada de “pórtate como una señorita”, o “las niñas no hacen eso”.
  • Fomentar en las niñas el liderazgo, la valentía y el espíritu de lucha.
  • Cambiar la noción de que los niños no tienen que ser siempre fuertes, poderosos y valientes.
  • Dar la oportunidad a los niños de ser sensibles, respetuosos, empáticos y comunicativos. Los sentimientos no tienen género, y los niños a los que se permite desarrollar su sensibilidad tienden mucho menos a recurrir a la violencia física para resolver sus frustraciones.
  • Explicarles que vivimos bajo un sistema patriarcal que favorece al hombre, para que los niños aprendan a usar sus espacios de poder para ser aliados contra el machismo  y las niñas aprendan a apropiarse del espacio que les corresponde por justicia.
  • Educar sin violencia, sin discriminación y fomentar en ellas y ellos la comunicación, la empatía y la tolerancia.
  • Enseñar a las niñas que ellas tienen la oportunidad de decidir sobre sus vidas y futuro: si quieren ser madres, profesionistas, deportistas, todas las anteriores, o incluso, por qué no: presidentas.
  • Dar libertad a las infancias para que se expresen como quieran.
  • Poner el ejemplo en el cambio de roles y hacer esfuerzos por mostrar referentes de mujeres diversas en todos los ámbitos.
  • Enseñar a las niñas que no necesitan cambiar quiénes son para “gustar” a la sociedad.

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