Morelia, Michoacán

Llueve, pero el público congregado en la plaza Melchor Ocampo no se retira.

Llueve, pero los artistas están prestos para salir a escena.

Llueve, pero el show debe continuar: es la función de cierre de Cirkua. Festival Circense de Morelia, Moluk, presentado por el Circo Dragón.

Entre aplausos emerge de las profundidades marinas una sirena que baila en la luna, a la luz de los moribundos rayos del sol de este domingo y un valeroso pirata escala en pos de la mítica criatura, en un vano intento de alcanzarla.

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Apenas hay espacio para caminar en la plaza Melchor Ocampo. La totalidad de los asientos dispuestos por el Ayuntamiento de Morelia están ocupados y entre las vallas, sobre las bancas, en pie con pequeños en los hombros, los paseantes se esfuerzan por admirar el show.

Conjurada la amenaza de la lluvia, el show está listo para continuar. La nereida entona su canción y los piratas bailan, títeres de su hechizo y una estampa pintoresca tiene lugar en el escenario, con piratas y cañones a bordo de la embarcación, que recorre los mares y los océanos para divertimento de los asistentes.

Por tres días el Centro Histórico de Morelia ha sido la carpa del circo. Equilibristas, monociclos, arlequines, danza aérea, malabares, maromas han colonizado las plazas y las calles, pero el show debe continuar y el circo debe partir. La magia se esconde una vez más y se renueva para pronto, muy pronto, esplender una vez más.

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