Morelia, Michoacán
Paola Hernández sube lentamente por la escalera del edificio multifamiliar donde habita, en la colonia Villas del Pedregal, en Morelia, con 2 cubetas con capacidad para 19 litros, aproximadamente, llenas de agua. Está cansada, pero contenta: es la primera vez que habrá agua en su casa, luego de varias semanas de severa escasez.
El Organismo Operador de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Morelia (OOAPAS) detalla las 26 colonias que al inicio de la segunda quincena de mayo se reportan con carencias en el servicio del agua potable.
Además de Villas del Pedregal, que se ha convertido, en los últimos años en un estandarte de la problemática del agua potable en Morelia, se encuentran colonias como Ampliación de Balcones de Santa María, Bosque Camelinas, Ejidal Isaac Arriaga, El Porvenir, Etnias de México, La Loma, Lago Paraíso, Mirador del Ángel, Primo Tapia Oriente, Residencial Bosques, Santa Anita, Santa María de Guido, Unión Ejidal Isaac Arriaga y Villa Magna.

Una ciudad con sed
Cuenta el historiador Arturo Herrera Cornejo, en su charla Ayer, Hoy y Morelia Brilla, que entre los argumentos que Vasco de Quiroga esgrimió en contra del proyecto de la fundación de la actual ciudad de Morelia destacó la falta de agua de calidad, sobre todo, en temporada de lluvias, una característica que sobrevive y se acentúa a poco menos 500 años de este hecho.
A 481 años de la fundación de Morelia, la ausencia de agua suficiente para solventar las necesidades de la población persiste, entre una tendencia a la reducción de la disponibilidad del líquido, necesidad de perforar nuevos pozos abastecedores por abatimiento de los existentes, aumento en la demanda por el crecimiento poblacional, falta de una cultura del cuidado del líquido, deficiencias en los procesos de distribución y cobro del servicio y la creación de asentamientos, regulares e irregulares, donde los costes de llevar el agua son elevados.
El director del OOAPAS, Oswaldo Rodríguez Gutiérrez, señala que en Morelia se producen cerca de 2 mil 500 litros por segundo, cantidad por debajo de la media observada años atrás, de 3 mil litros por segundo.
Una de las fuentes más importantes de abastecimiento, los 115 pozos instalados en el municipio, se encuentra comprometida, con aproximadamente 15 pozos próximos a concluir su vida útil y otros, como los ubicados en Villas del Pedregal, donde el gasto ha decaído en la última década hasta 50 por ciento.

Aunque, asevera Oswaldo Rodríguez, Morelia tiene agua suficiente para atender los requerimientos de su población, enfrenta un problema que se resume en distribución, cobro y gasto excesivo.
En tanto que algunas colonias poseen agua prácticamente todo el día, actualmente la mayor parte de los asentamientos tienen un servicio tandeado o intermitente; la mitad de las colonias que están a cargo del organismo reciben agua unas horas cada día o cada tercer día, a lo más, mientras que en alrededor de 90 colonias el acceso se encuentra mucho más limitado.
La capital michoacana precisa de una inversión mayor destinada a la modernización de las líneas de distribución para buscar asegurar un reparto más equitativo y favorecer la conectividad con las fuentes que tienen gastos adecuados.
Otro factor es la facturación, ya que una amplia proporción del agua que produce en Morelia no se cobra, sea porque se pierde por fugas en las líneas de distribución o se entrega a usuarios con esquemas de tarifas fijas, que pagan una cuota única con independencia de su consumo.

Finalmente, refiere que la población ha aumentado y con ésta, la demanda de agua, pero también se ha observado que persisten prácticas poco sustentables entre los usuarios, que implican desperdicio de agua, así como pérdida de las superficies captadoras de escurrimientos pluviales y zonas de recarga de mantos acuíferos, por la deforestación y la impermeabilización que conlleva la urbanización.
Una ciudad acalorada
En el hogar de Paola Hernández conviven 2 adultos, 2 adolescentes y 2 infantes, una familia que excede el tamaño considerado promedio; también su consumo de agua es más elevado que el de otros hogares.
Cada día debe enfrentar una batalla por conseguir agua, aunque sea de garrafón, para el inodoro, lavarse las manos, lavar los platos y, con menos frecuencia de la deseada, ducharse.
No todos los residentes en la capital michoacana mantienen estos cuidados con el líquido que tienen a su alcance, asevera el secretario de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente de Morelia, Guillermo Marín Chávez.

La crisis climática mundial ha afectado la disponibilidad de agua para todos, pero en Morelia algunos aún privilegian el interés económico sobre la sustentabilidad, lo que resulta en la persistencia de incendios provocados para deforestar y forzar el cambio de uso de suelo.
Si bien no se tiene una estimación sobre la cantidad de superficie forestal convertida de manera irregular en sistemas productivos, como la siembra de aguacate, o destinada al uso habitacional, Marín Chávez indica que los incendios, casi todos provocados y muchos realizados por las noches, cuando las brigadas de combatientes no pueden ingresar a las zonas afectadas, han sido factor relevante en la disminución del agua en el municipio.
“Cada vez tenemos menos agua, vemos que muchos afluentes desaparecen en la estación seca, y esto es por la falta de árboles, por el cambio de uso de suelo forestal”, refiere.
Tras afirmar que hacia finales de julio se prevé contar con un diagnóstico sobre la superficie arbolada convertida en sistemas productivos o que alberga ahora desarrollos habitacionales, Guillermo Marín menciona que la estrategia del gobierno local será, este año, sembrar 40 mil árboles, de preferencia endémicos, y hasta 2024, un millón.

“Morelia hoy no tiene tantos problemas de agua, en lo que toca a la disponibilidad, pero es necesario y urgente que tomemos medidas para aumentar las superficies de recarga, los árboles, nuestras fábricas de agua, que, en la zona sur, vemos afectados por el crecimiento de la mancha urbana y la conversión en sistemas productivos”, expone.
Una ciudad en alerta
Según datos del OOAPAS, generados en 2017, 61.2% del agua que se consume en Morelia procede de fuentes superficiales, y 38.8%, de fuentes subterráneas. Esto quiere decir que de cada 10 litros consumidos de agua en el municipio, 6.2 litros proceden de fuentes que se ubican a menos de 500 metros de profundidad en el subsuelo.
En el Estudio Hidrogeológico del Sistema Acuífero de Morelia, Michoacán, para una Correcta Planificación del Territorio, de la autoría de Víctor Hugo Garduño Monroy, Niccolò Giordano, Jorge Alejandro Ávila Olivera, Víctor Manuel Hernández Madrigal, Ana Sámano Nateras y José Edmundo Díaz Salmerón, se establece que “en las últimas dos décadas el acuífero de la ciudad de Morelia ha sido afectado por (…) la sobreexplotación del agua del subsuelo y la infiltración de contaminantes a través de los estratos de cobertura y de las fracturas neoformadas por la subsidencia”.
Asegura que “la mayor explotación del sistema acuífero se presenta en el área norte y noreste de la ciudad de Morelia, en particular en los sectores Nueva España, República Norte y Revolución Norte, donde fueron instalados los primeros pozos”. En estas zonas, para el período de 1990 a 2007, se encuentran abatimientos de hasta 100 metros.

El análisis revela que “es legítimo hablar de sobreexplotación del acuífero, es decir, de la intensa extracción de agua y de la consecuente imposibilidad para el sistema acuífero de recargarse completamente durante los tres meses de lluvia”, lo que orilla a buscar agua a mayor profundidad, con más costo económico, menor calidad y más riesgo por los fenómenos de subsidencia por la existencia de fallas geológicas.
Concluye que, “es de vital importancia reconocer que la correcta planificación del territorio no es aquella que se llena de vialidades, concreto y varilla, es más bien aquella que se integra a su entorno y lo respeta. En Morelia aun vemos nuestros ríos y manantiales, en otras regiones ya perdieron este bello escenario; así entonces nuestro deber es conservarlo para dejar esta herencia a los niños y jóvenes de México.
Las políticas públicas no deben ser llevadas por funcionarios con formación académica deficiente, que simplemente no entiendan que la zona sur de Morelia, es decir, las cuencas de los ríos Grande y Chiquito, deben ser conservadas como áreas verdes protegidas, porque sin ellas los PSCF serán más críticos y permitirán hacer crecer a las fallas geológicas con subsidencia, generarán escenarios de abatimientos superlativos y heredaremos una ciudad abierta a la desertificación”, expone.
Entre las prioridades, destaca la conservación del acuífero que proviene de los cerros del Quinceo y de Las Águilas, que requieren que se evite la expansión de la frontera urbana hacia esas zonas, ya que “no obstante ser un acuífero superficial y muy vulnerable, (…) los manantiales de La Mintzita y los manantiales en La Colina-Torreón Nuevo dependen de ello”.

“Es de vital importancia para el acuífero mantener su zona de recarga más importante, localizada en la subcuenca del Río Chiquito y Río Grande, es decir, en la zona de la Caldera de Atécuaro, Los Filtros Viejos (Cuenca) y el área comprometida con el Río Grande. Si el crecimiento urbano de la ciudad cubre estas zonas, seguramente la recarga se irá a valores más críticos que los actuales, generando abatimientos que superarán los 100 metros en todo el acuífero profundo, generando mayores costos de explotación y acuíferos más difíciles de aprovechar”, advierte.
Ignorar las luces de alarma
Apenas escucha el sonido de la pipa, Paola Hernández pide a su hermanito que asome la mano por la ventana y pida a alguien que aparte turno en la fila. Sus padres trabajan y ella está a cargo de los 2 infantes, y también de las necesidades de la casa, especialmente, esperar la pipa que compran entre varios vecinos.
Porque la pipa no espera a nadie y si se va sin que la adolescente haya rellenado los tambos que ocupan su patio, la situación de su familia será aún más crítica y obligará a comprar garrafones con agua purificada, muchos garrafones.
Fue en la década de 1970 cuando Mario Molina, químico de formación, advirtió del cambio climático y el calentamiento global, con múltiples implicaciones para el planeta, entre ellas, la insuficiencia de agua. Sus investigaciones le merecieron ser uno de los 2 ganadores mexicanos del premio Nobel, pero no logró el eco suficiente para que desde las instancias de toma de decisiones se adoptaran medidas de prevención.

Ahora, México ve la realidad: es más caro curar que prevenir.
En el caso de Morelia, el vertido de aguas negras en el río Chiquito ha ocasionado que éste tenga presencia de contaminantes como fósforo, urea y materiales orgánicos, expresa el investigador adscrito a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) Arturo Chacón.
La presencia de estos contaminantes impide que el agua del río Chiquito pueda ser destinada a algún uso humano, además de que la permanencia de los vertidos de aguas grises y negras adiciona otros ingredientes a la sopa tóxica, como cloro, limpiapisos, cremas cosméticas, shampoos y otros productos de aseo personal y doméstico.
Aunque ahora la imagen más conocida del río Chiquito es la de un caudal maloliente, lleno de basura y de lirio, es posible su recuperación al menos como elemento urbano, a manera de parque, si se logra erradicar el vertido de aguas contaminadas y el traslado del contenido de su cauce a plantas de tratamiento.

Otro punto donde se ha encontrado el vertido de aguas negras es Río Bello y Jesús del Monte, con el agravante de que en este sitio se tiene recarga de mantos acuíferos y agua para consumo humano.
A las descargas domésticas se suman las de pequeños productores agrícolas, lo que muestra la urgencia de evitar esta contaminación mediante una planeación de la urbanización y las mejora de las redes hídricas y sanitarias, incluso fuera de la mancha urbana, señala la especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Patricia Ávila.
Día Cero
El ultimátum. De acuerdo con el Observatorio de Seguridad Hídrica, del Colegio de México, el Día Cero para un territorio llega cuando la cantidad de agua de lluvia es igual a la cantidad de agua concesionada. Entonces, comienza la crisis ambiental aguda, una ciudad con sed, con calor, a la que se mostraron los signos de alarma, y los ignoró.
En este punto, el territorio ya no dispone de agua para las actividades de su población humana, pero tampoco para uso ecosistémico.

Entre los países donde se ha alertado que se encuentran en el umbral del Día Cero destaca Sudáfrica; en el caso de México, es crítico el panorama en Ciudad de México.
Morelia, coinciden autoridades, no está aún en ese riesgo inminente, pero el momento exige la toma de decisiones en todos los niveles de la sociedad y el gobierno para buscar asegurar la sustentabilidad de la ciudad.
Hoy es el 481 aniversario de la fundación de Morelia, la ciudad que, aunque estaba entre 2 ríos Vasco de Quiroga creyó que no tendría agua suficiente para su población.
En el Centro Histórico se prepara la fiesta, la música, el baile… en la casa de Paola Hernández, como en muchas casas morelianas más, el corazón se sobresalta cuando una gota de más cae al suelo en vez de ser aprovechada.
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