Morelia, Michoacán
“Como quisiera, ay, que tú vivieras”, reza la melodía que la banda de alientos y percusiones interpreta al pie de un sepulcro, en el Panteón Municipal, donde una familia recuerda a la madre, la abuela, la hermana que se adelantó en el camino.
Es 10 de mayo y mientras muchos acuden con sus madres a restaurantes, a centros y plazas comerciales, o llevan flores y obsequios para festejar la efeméride, otros se dirigen a los camposantos para honrar a las madres que ya no están.
En el Panteón Municipal el ambiente parece casi festivo, con niños que corren entre las tumbas, adultos afanados en la limpieza de las lápidas, una multitud de empleados que atienden el recinto y flores de distintos colores y formas colocadas por doquier.
Y es que madre sólo hay una y este día se le celebra, donde quiera que ella esté.
“Vengo a acompañar a mi mamá y a mi suegra, les traemos una florecita”, señala Lilia Bazán, mientras toma un descanso de la labor de aseo de las lápidas.
El plan es honrar a las madres de su familia que descansan en el Panteón Municipal y luego celebrar con la familia, con una comida y convivencia.
En una tumba cercana, se encuentra María Tinoco, con sus hermanos, hijos y sobrinos, ocupados en el arreglo de la lápida de su mamá.
“Honramos a mi mamá, la recordamos como lo que era, una mujer cariñosa, servicial y amigable, siempre dispuesta a dar la mano a quien lo necesitara”, expone.
Por su parte, Roberto Calderón y su familia acuden a recordar a su madre y su suegra, “con todo el cariño, eran de las mamás de antes, abnegadas, complacientes con hijos y nietos, apoyando en todo lo que pudieran”.
“Cómo quisiera, ay, que tú vivieras, que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca y estar mirándolos”, entona la banda y el silencio de los deudos sólo es interrumpido por los regaños a los niños traviesos.
Y las familias no dejan de ingresar al Panteón Municipal, con flores y música, para estar una vez más con mamá.