Morelia, Michoacán

Gorda. Fea. Enferma. Floja. Descuidada. Son incontables los adjetivos desagradables que se imponen a las mujeres que tienen cuerpos grandes, todos y cada uno con una carga negativa considerable y parte de una violencia generalizada de la que no siempre se habla o escribe: la violencia estética y, en particular, la gordofobia.

La ponencia “No es normal odiar tu cuerpo, sólo está normalizado”, fue presentada en la Primera Convención Nacional Feminista 2022, organizada en Morelia por el Centro de Estudios y Formación Política (Cefem), por la activista feminista y abogada Hypatia Rosado, quien expuso los temas de la violencia estética y la gordofobia como mecanismos de un sistema patriarcal que orienta a las mujeres a buscar ideales irreales y hegemónicos de belleza física, con privilegio sobre su salud, formación y estabilidad emocional.

“Criticamos el propio cuerpo y el ajeno, porque no encajamos en un ideal inalcanzable, donde hay que ser delgadas, pero no tanto; altas, pero no demasiado; con senos grandes, pero no tan grandes; un ideal que, sin importar qué tanto nos acerquemos nunca nos va a llevar a dejar de ser criticadas”, refirió.

Un ideal de belleza física femenina que se enseña en la infancia y se refuerza en la adolescencia, a través de profesionales de la salud que replican un ideal de cuerpo para la prevención de riesgos de enfermedades; de películas donde un cambio de imagen siempre precede a un cambio favorable de vida, o de comentarios desde la familia, los amigos y las redes sociales.

“Es así como se mide qué tan mujeres somos y qué tanto nos esforzamos por nosotras mismas”, señaló Hypatia Rosado.

La violencia estética se fundamentan en el sexismo, el racismo, la gordofobia y la gerontofobia, porque implica la obligación de la mujer de ser bella, la raza blanca como ideal, el rechazo por el cuerpo que escapa de la norma y la necesidad de mantenerse jóvenes para ser aceptadas. “No está mal ser bella, sino la obligación de ser bella”, explicó la activista feminista.

Destacó que entre los mitos construidos en torno de los cuerpos gordos, está la medición con el índice de masa corporal (IMC), como índice supuestamente confiable de la gordura, creado por un matemático para evaluar las medidas corporales de hombres blancos adultos.

Y no, no es que se promueva uno u otro tipo de cuerpo femenino, sino promover la diversidad corporal y el hacer valer el derecho a existir de los múltiples tipos de mujeres, citó.

¿Qué hacer ante la gordofobia? Lo primero, es no opinar sobre el cuerpo ajeno, refirió Hypatia Rosado, porque el camino hacia la deconstrucción de la gordofobia y la violencia estética es complicado y doloroso, ya que involucra estructuras incrustadas en las instituciones sociales, como la familia y la escuela.

“No tengo una respuesta ante la pregunta de qué hacer cuando la gordofobia nace desde la familia, porque si te dicen comentarios feos los extraños, te vas; pero es mucho más difícil cuando es tu madre, tu padre, tu hermana, tu abuelo”, reiteró.

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