Foto: ACG.

Morelia, Michoacán

Las mujeres estamos en el poder, pero aún no tenemos el poder, señalaron participantes en el conversatorio Violencia Política hacia las Mujeres, desarrollado como parte de la Primera Convención Nacional Feminista (Cefem), organizada por el Centro de Estudios y Formación Política.

Reunidas en torno, más que del análisis de las causas y consecuencias de la violencia política que se da en razón del género, de la experiencia y la historia personal, Elvia Higuera Pérez, subsecretaria de Derechos Humanos; Estrella Lopez Maciel, directora de la Casa de la Cultura Jurídica; Marcela de Jesús, representante de comunidad indígena en Guerrero y comunicadora; Gretel Castorena Escalera, directora del Instituto Municipal de la Mujer para la Igualdad Sustantiva (Imujeris); Maricela Montero Andrade, integrante de colectiva feminista, y Nuria Hernández Abarca, activista y exfuncionaria estatal, dialogaron sobre la presencia de las mujeres en el poder, sin que esto signifique necesariamente que cuenten con el poder.

Gretel Castorena

“Las mujeres tenemos hoy un lugar visible, pero las decisiones las siguen tomando los hombres… la participación de las mujeres se ha sentido más a partir del principio de paridad de género, pero muy forzada, porque de otra manera no habría sido posible”, explicó Gretel Castorena.

“Ya estamos en el poder, pero no tenemos el poder… nos dieron atole con el dedo, porque hace 68 años que las mexicanas tenemos derecho al voto, pero no tenemos 68 años con el derecho a ser votadas”, coincidió Maricela Montero.

Maricela Montero

Y es que la violencia política de género no se limita a las mujeres en cargos públicos, sino que se cristaliza en otros espacios, como los sindicatos, las organizaciones feministas y las comunidades indígenas, aseguró Estrella López.

Dicen que todo es político cuando eres mujer, y para Marcela de Jesús, mujer indígena de la Costa Chica, en Guerrero, incluso aprender a hablar español le representó enfrentar esta forma de agresión.

“Me usaron muchas veces, incluso una mujer que se decía feminista. Me trajeron en actividades como traductora, pero cuando quise contender por un cargo público, dijeron ‘no, a la india no'”.

Un pañuelo verde usado en su exposición ante el Congreso del Estado, al postularse para encabezar la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), le valió a Elvia Higuera la imposibilidad de acceder a este cargo y una serie de ataques en redes sociales por ser “abortista y asesina”.

“Y en esos momentos, la ideología que nos ha rescatado ha sido el feminismo… y pese a tantos obstáculos, vale la pena intentarlo, y créanme, estamos haciendo todo lo posible por que ustedes no transiten por experiencias así jamás”, mencionó Elvia Higuera.

Elvia Higuera

Pero la violencia política contra las mujeres tiene múltiples caras, como las expresiones discriminatorias, algunas de las cuales se han normalizado, precisó Nuria Hernández.

También son caldo de cultivo para este flagelo la rivalidad y la competencia, que sustituyen al respaldo y el apoyo: “No hay acto más bajo que usar el feminismo para impulsarse políticamente, cuando debe ser usado para impulsarnos a todas, para tener la voz histórica que nos han arrebatado y estar en todas las esferas del debate público, sin atender a los intereses de los que se dicen aliados o a una tarifa”, agregó Maricela Montero.

“No debemos permitir que ser buenas personas nos impida la participación política, por el contrario, buscar formas menos patriarcales y violentas de hacerlo”, indicó Estrella López.

“Hace poco que me di cuenta que soy feminista”, refirió Marcela de Jesús.

“Vamos pasito a pasito, porque ya llegamos y no nos vamos”, expresó Gretel Castorena.

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