Foto: ACG

Gambito Social

El 2021 fue un año muy complicado en materia educativa para las niñas, niños, adolescentes, jóvenes, trabajadores de la educación y sus familias. Sucedieron, al menos, los siguientes fenómenos, que deben erradicarse:

1) La transgresión de los derechos humanos de la niñez y juventud en la entidad, que implicaron incluso la ausencia de un diagnóstico de la situación socioeconómica, de aprendizaje y socioemocional que vivieron los estudiantes michoacanos durante la pandemia.

2) La falta de conformación y difusión fidedigna de indicadores educativos neurálgicos, como la matriculación y el abandono escolar.

3) La aparición de hasta 106 mil personas reportadas como alfabetizadas que no fueron tales, al contrastar los datos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2020 con los del Conteo 2015.

4) El uso político-electoral de la educación, aun estando en franca crisis. Se realizaron reuniones masivas en horarios laborales, se emplearon instituciones y recursos para promover el voto corporativo, lo cual sólo incrementó el rechazo.

5) El abandono de muchas responsabilidades educativas por parte de la autoridad.

6) El confinamiento prolongado. Que pudo acortarse, pero lamentablemente siguió de liso por falta de responsabilidad y de conciliación.

7) Los paros y bloqueos por razones ilegítimas y cupulares, más allá de los motivados ciertamente por los adeudos de la parte patronal con los trabajadores de la educación.

8) Los impagos de los adeudos salariales con el magisterio, que fueron resultado de una mala política financiera, la cual acabó impactando a los estudiantes michoacanos, a sus maestros y sus respectivas familias.

9) El estado lamentable de la formación inicial docente en la entidad, incluyendo el tráfico de fichas de ingreso a las escuelas Normales, la venta de claves de los exámenes y el huachicoleo de plazas de los normalistas.

10) El no haberse concretado la anunciada federalización de la nómina educativa, situación generada por la falta de transparencia y rendición de cuentas del Gobierno Estatal, así como por la falta de coordinación y de comunicación efectiva entre los órdenes de Gobierno Estatal y Federal, quienes definitivamente no tuvieron a los mejores interlocutores ni representantes para resolver el tema.

En suma, es parte del pasado que debemos dejar en 2021 para siempre. No debemos seguir cayendo en el gambito social. El 2022 puede llegar a ser el mejor año en materia educativa en mucho tiempo para Michoacán de Ocampo y sus habitantes. ¡Que así sea!

Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles


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