Morelia, Michoacán

Karla se aferra con todo su aliento. No pierde la fe de volver a ver con vida a su hermano Daniel, de quien no se sabe nada desde su desaparición hace casi cuatro meses.

“Te amo hermanito y vamos a seguir insistiendo, porque no hay justicia pronta ni expedita…”, posteó ella en Facebook, junto a la cédula de desaparición que circula, desde junio, con la foto del joven moreliano, de 22 años y con toda una vida por delante.

Ha sido tan duro el golpe, que la vida y la familia cobran ahora un valor todavía más superior para quienes han convivido con Daniel.

“Mi hermano siempre tenía muy desordenado su cuarto, como muchos jóvenes a los que la última de sus preocupaciones es mantener su recámara recogida. Ahora, ¿qué no daríamos por volver a ver su caos y discutir por cosas sin importancia a la luz de esta vivencia?”, comenta Karla a Primera Plana.

La última comunicación con él fue el 27 de junio, a las 19:04 horas; fueron las últimas palabras que quedaron registradas de Daniel, en el audio que mandó a su madre desde el teléfono de su novia Ana Karen, quien -ahora se sabe- también se encuentra desaparecida.

De acuerdo con las investigaciones a las que han tenido acceso los familiares, la joven pareja se reuniría el viernes 25 de junio en Morelia con una amiga de ella, originaria de Chiapas y de quien tampoco se sabe su paradero. Es decir, son tres los jóvenes desaparecidos desde entonces.

Incluso, de un vehículo supuestamente vinculado a los hechos, las autoridades no lograron darle seguimiento al trayecto que tomó, a través de las cámaras de vigilancia que la Policía tiene colocadas en la ciudad.

Según familiares, las indagatorias han cruzado las fronteras de Michoacán, se han extendido hacia Guanajuato e incluyen varias entrevistas con personas que convivían en el entorno de Daniel y su novia.

También se analiza el registro de las últimas llamadas telefónicas de Daniel y hasta algunos movimientos que registró -posterior a la desaparición- su cuenta de Netflix, para proyectar algunas series.

Sin embargo, han pasado ya prácticamente cuatro meses, y la desaparición de los tres jóvenes sigue siendo un misterio.

Con cada minuto que pasa sin tener pistas, la incertidumbre y zozobra siguen taladrando hondo en la hermana y padres de Daniel.

Pero ni eso mina la esperanza en Karla.

Ella sigue aferrada y abrigando la ilusión de encontrar a su hermano y concretar el plan que tenían para cenar juntos, el cual solían sellar con un “sale valeeee”, que Daniel le decía por el WhatsApp.

Pero esa cita, como la prueba de vida de Daniel, aún no llega.

Han sido, para Karla, las hamburguesas más esperadas de toda su vida.

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