Esfera Pública
La contrarreforma eléctrica del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, es una vuelta al pasado, lo cual le costará miles de millones de pesos al Gobierno Federal y otros tantos miles de millones a las y los mexicanos. Por donde se le quiera ver y analizar, el México del Siglo XXI perdería.
¿Quién podría ganar entonces? Sólo y quizá, una parte de la nueva “élite política”, en donde están unos cuantos que forman parte del círculo más cercano al Presidente de México y a su proyecto de transformación; más, no. Desde luego, el grueso de la población jamás verá beneficio alguno de esta contrarreforma.
El populismo no está hecho para generar bienestar entre la gente. El discurso de los populistas está hecho para generar la percepción de beneficios, pero solamente es humo negro, como ese que se genera al quemar combustóleo.
¡Cuidado! Andrés Manuel López Obrador es populista y un nacionalista conservador, que anhela regresar al pasado; desea ser de aquellos presidentes imperiales del PRI del siglo XX. Aquellos presidentes que no tenían contrapesos en los poderes públicos, mucho menos con las demás instituciones nacionales e internacionales.
El gran problema de López Obrador es que llegó muy tarde al poder. Llegó 40 años tarde y la globalización y la era de la comunicación y la tecnología lo hacen ver como un Rey desnudo, que piensa que está vestido con los mejores ropajes.
Se autoengaña y su círculo más cercano lo engaña, porque desean conservar sus “chambas” y sus oportunidades de tener poder político y económico. ¿Quién mejor para representar ese viejo priísmo corrupto, imperialista y antidemocrático que Manuel Bartlett? Su cercano colaborador, que representa lo más pestilente del viejo Sistema Político Mexicano.
López Obrador vive engañado, desconoce de los temas o los conoce y esto lo utiliza para conservar el poder, como seguramente lo hicieron otros políticos mexicanos de antaño. ¿Y por qué la contrarreforma eléctrica de Andrés Manuel López Obrador es nociva y huele raro?
Las cinco pestilencias de la contrarreforma eléctrica.
- Porque detendrá la transición energética iniciada en 2013, que pretende cambiar el uso de combustibles fósiles muy contaminantes, por energías renovables en la generación de electricidad.
- Porque se apartará de la tendencia mundial del uso de energías limpias y renovables, para regresar al uso de combustóleo y carbón, como fuentes principales de energía eléctrica.
- Porque representará una regresión histórica que tirará por la borda la posibilidad de generar sustentabilidad en el sector energético del país, lo cual costará miles de millones de pesos anuales al gobierno federal.
- Porque golpeará a las empresas y a los hogares mexicanos que generan su electricidad o desean generarla, a partir del uso del sol (solar) y el aire (eólica).
- Porque el Gobierno Federal seguirá generando daños ambientales y en la salud de los mexicanos, al no disminuir los gases de efecto invernadero.
Nuestro país se comprometió a cumplir el Acuerdo de París, pero, por el contrario, el uso de combustóleo y carbón, mantendrán elevadas las cifras de veneno (gas de efecto invernadero) en el aire de nuestro país.
Hoy se ha descubierto que México tiene demasiado combustóleo almacenado que no puede vender en el extranjero, porque en otros países comprometidos con disminuir los gases de efecto invernadero, ya no usan combustóleo con altas concentraciones de azufre, como el que tiene almacenado el Gobierno Federal.
¿Qué se necesita entonces? Continuar con la transición en el sector, para lograr utilizar energías limpias y renovables, que contribuyan con la disminución de los gases compuestos de efecto invernadero, lo cual, ayudará a mitigar el cambio climático.
El cambio climático, está acabando poco a poco con el planeta tierra y parte de sus especies, y es claro que, al Presidente Andrés Manuel López Obrador no le importa; prefiere envenenar a las próximas generaciones de mexicanos que, con toda seguridad, él ya no verá.
El populismo es un veneno que también suele estar en el aire, huele feo y se respira.
El autor es consultor, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.