Morelia, Michoacán
Y se hizo el caos.
Diez, veinte, treinta, cuarenta minutos y nada. Ni para atrás ni tampoco para adelante. Justo en el cruce entre la avenida Río Grande y el Libramiento, la vida a cuatro ruedas se detiene.
Ante el bloqueo con tráileres y patrullas por parte de los elementos de la Policía Estatal como medida de protesta por la falta de pagos, en las unidades del transporte público se percibe en primera instancia la desesperación y finalmente se da paso a la resignación.

-¡Ya no llegamos, wey!
-Mejor nos hubiéramos ido para el lado del Vergel, wey.
El timbre suena una y otra vez. Los usuarios prefieren caminar, aunque no saben bien hacia dónde. Entre automovilistas se comparten los rumores y en esa especie de teléfono descompuesto, se enteran de que tampoco por la avenida Siervo de la Nación se podrá.
Plan B. Una camioneta que lleva a una decena de trabajadores en la parte trasera es la primera en tomar valor y como puede salta el camellón. El pelotón festeja la hazaña y otros al volante comienzan a imitar la estrategia.

En el cielo se escuchan los primeros estruendos. Por si faltara algo, la lluvia amenaza. “Todos para atrás, todos para atrás, no hay de otra”, indica una voz profeta que asegura haberse percatado personalmente de la situación que se vive en la boca del lobo; es decir, a las afueras de Fiscalía General del Estado (FGE) y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
De manera espontánea y en un acto de desesperada organización civil, un ciudadano descendió de su vehículo para fungir como improvisado elemento de Tránsito Municipal.
Como si lo llevara haciendo toda su vida, el hombre de por lo menos 50 años y gafas elegantes comenzó a girar instrucciones con sus brazos, logrando convertirse en un ícono de autoridad que nadie cuestionó.

Lo que en más de cuarenta minutos no se pudo lograr, el ciudadano lo consiguió con base a disciplina, organización y convencimiento propio. De a poco el flujo fue mejorando y aquellos que conseguían librar el embotellamiento, aceleraban sus autos no sin antes otorgar el respectivo gesto de agradecimiento al héroe sin capa.
Quizá, la tarde de este miércoles ese ciudadano descubrió su verdadera vocación. Un conflicto vial le despertó un talento oculto del cual podría hacer su sustento de vida, pero mejor no… No vaya a ser que se arriesgue a estar en la lista de los policías sin sueldo.

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