Foto: Juan Antonio Magallán

Aguililla, Michoacán

Los grupos criminales se han apoderado de los tiempos de entrada y salida de Aguililla. De 8:00 a 18:00 horas les dan permiso a los habitantes de entrar y salir de la cabecera municipal y después de ese horario, ellos mandan; así lo describe el sacerdote Gilberto Vergara, párroco del templo de Nuestra Señora de Guadalupe.

En entrevista para Primera Plana Radio, el sacerdote consideró que “hay ganancia” en poder salir 10 horas al día del municipio, ya que tres meses atrás, vivieron secuestrados en una ola de violencia y balaceras.

“Desde el lunes pasado, cuando el gobierno estatal restableció los caminos, por las noches cuando se retiran los policías, se vuelven a bloquear, pero la ganancia es que por lo menos bloquean de noche y en la mañana los policías vuelven a desbloquear, eso da un margen de tiempo de 8 de la mañana a 6 de la tarde, ese es nuestro paso”.

El representante católico destacó que a la ciudadanía de Aguililla le arrebataron sus derechos durante años, ante el abandono de autoridades de todos los niveles de gobierno, por ende, han aprendido a vivir así.

Sin ánimo de enemistarse con los grupos delincuenciales que azotan la región, Gilberto Vergara opinó que era tiempo de levantar la cabeza y decir “basta” a la violencia.

“No estamos contra un grupo, no nos queda, no tenemos ni la fuerza, ni la estrategia, pero sí pedir que se nos trate con dignidad, si ellos tienen pleito, son otras cosas. Nosotros nada tenemos que ver, no pedimos y no somos parte de una guerra, no somos contrincantes, lo único que queremos es vivir tranquilamente”.

Foto: Juan Magallán

A una semana del primer desbloqueo por parte de la Policía Michoacán, el párroco indicó que aun no hay ningún ciudadano que se atreva a salir a comprar mercancía o adquirir gasolina, por lo que la zozobra aún está presente en la zona.

“Estamos esperando volver a tener seguridad, para que un campesino sepa que si invierte en sus tierras, tendrá la garantía de que podrá salir a vender su producto, no es mucho pedir, pero qué difícil será conseguir eso”.

Entre bloqueos parciales todos los días, el párroco considera que Aguililla regresa cada noche a su normalidad: ser un pueblo incomunicado con el mundo; pero mientras haya sol, pueden salir a comunidades vecinas. “Eso se agradece, el que no tiene nada, agradece lo poco”.


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