Pajacuarán, Michoacán

“El cerro tiene quemándose toda la tarde”. “El fuego ya se encuentra afuera de mi casa”, narra Olga Oseguera, una mujer que entre sollozos ruega para que el incendio provocado o accidental en el municipio de Pajacuarán, al noroeste del estado, no acabe con todo.

Teléfono en mano, Olga evidencia la falta de personal de seguridad, bomberos o brigadas apagafuegos que ayuden a sofocar el incendio que los ahoga a ella y a su familia.

“La lumbre esta literalmente en los alrededores de mi casa”, relata, en lo que dice ser un abandono total por parte de las autoridades, pues no es la única que habita “el cerro” donde dice vivir.

De la intensidad de las llamas emerge la bruma del humo que niega una visibilidad total. La noche hace lo suyo a pesar de lo extendido del fuego que arrecia con el aire. La voracidad con la que avanzan las llamaradas refleja la misma desesperación que Olga expone en su transmisión.

Con una manguera en mano, el esposo de Olga riega lo más que alcanza frente a su casa, pero el fuego ha consumido todo a su alrededor.

Nos estamos ahogando con el humo

Es lo que reitera Olga una y otra vez, mientras indica que en el interior de la casa se encuentran resguardados sus hijos, aunque con todo el aire es ya irrespirable.


En Michoacán cientos de hectáreas han sido devastadas por el fuego durante esta última semana de abril. La bruma enturbia el aire desde la capital michoacana hasta los zonas más remotas de la entidad. Más de 385 incendios se han presentado durante la temporada de estiaje este año en los cerros estatales.

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