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Morelia, Michoacán

Por: Delberti Mitzi Aparicio

Como ya se sabe, la Secretaría de Educación Pública está implementando estrategias de enseñanza de manera digital, basándose en las tecnologías de la información como el internet, la radio y la televisión para tratar de salvar el ciclo escolar de miles de estudiantes de nivel básico y media superior que no pueden asistir a las aulas debido a la contingencia sanitaria por el Covid-19.

En este contexto, desde el año pasado, se comenzó a instrumentar el programa de la Nueva Escuela Mexicana (NEM): “Desaprendiendo para aprender” que busca instrumentar estrategias de educación a distancia en donde las autoridades educativas y los docentes recibieron capacitaciones y material de apoyo para poder gestionar y organizar las actividades relacionadas con la educación de los alumnos de manera remota.

El objetivo principal de la instrumentación de estas herramientas digitales, consiste en consolidar uno de los pilares más importantes de la NEM: “la excelencia académica”, cuyo propósito es desarrollar niveles altos de competencias, destrezas y habilidades en los estudiantes. Sin duda, la presentación de este proyecto por parte de la SEP pareciera ser algo prometedor, dado que se están utilizando las TICs en favor de la educación. Pero, si revisamos los datos del INEGI, sólo el 52.9% de los hogares disponen de conexión a internet y el 44.9% disponen de computadora, aunado a esto, hay que considerar que cada familia tiene cuatro integrantes en promedio y una sola computadora y en la mayoría de los casos, los dispositivos con conexión a internet son utilizados por los jefes de familia para realizar actividades relacionadas con su trabajo, limitando de esta manera el acceso a los niños y jóvenes a todo ese material disponible en la red. Pero aquí, sólo se está contemplando a la población con acceso a internet, el resto, es decir el 47.1% está, desde un inicio, sin posibilidad de acceder a ese material. Por otra parte, la baja dinámica en la economía de nuestro país, debida a la contingencia sanitaria y a las malas políticas implementadas por el gobierno federal, trajo como consecuencia que México perdiera más de 12 millones de empleos durante el año pasado (aparte de los 50 millones que ya existían).

Esto, sin duda, está trayendo como consecuencia que muchas familias ya no acepten la idea de las “clases en línea” ya que tienen que elegir entre comer o pagar el internet, el agua o la luz, porque, desafortunadamente, el Gobierno Federal encabezado por el Lic. Andrés Manuel López Obrador no ha priorizado apoyos económicos para todas aquellas familias que han perdido su empleo y que tiene que salir a la calle a buscar el sustento, con el riesgo de contagiarse de Covid.

Esta es la realidad de nuestro país, en donde se aplica un programa académico sin considerar todos los factores socioeconómicos de las familias mexicanas y la crisis económica por la que estamos atravesando, como si el sector educativo se apartara de la realidad y viviera en una utopía educativa, en donde todos tienen dispositivos informáticos y acceso a internet para tomar sus clases virtuales.

Hace falta pues, ahora más que nunca, una verdadera estrategia política que ayude a combatir, en primer lugar, la pobreza en la que está inmerso el pueblo de México, ya que, siendo uno de los países más ricos del mundo, la mayoría de su población carece de los servicios más elementales. Si se resuelve este problema, las familias mexicanas tendrán mejores condiciones de vida y podrán acceder a una mejor educación, pero mientras esto no suceda, es imposible pensar en la excelencia académica cuando las familias viven con hambre y en condiciones deplorables.

Por ello, la instrumentación de esta estrategia educativa es improcedente, ya que sólo aplica en las ciudades y para aquellas familias que cuentan con los recursos económicos suficientes para pagar el servicio de internet y se está dejando de lado a la inmensa mayoría de las comunidades de nuestro país en donde las familias viven al día y no tienen la posibilidad de pagar este servicio y que además muchas de estas comunidades, no cuentan siquiera con señal de teléfono, radio o tv.

Por ello, urge que los mexicanos nos unamos en un frente común para luchar por un verdadero proyecto de nación que pueda cambiar de una vez por todas la situación educativa y económica de nuestro país, ya que, de lo contrario, seguiremos sufriendo de estos males que han llevado a México a la pobreza e ignorancia.


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