Morelia, Michoacán
Después de entrevistar al trovador venezolano al lado del hotel Alameda, Riki, el camarógrafo, y el autor de esta crónica, seguimos caminando ya casi de noche por la avenida Madero a la espera de hallar nuevos talentos. El lugar estaba un poco solitario y las esperanzas no eran muchas.
Sin embargo, al pasar por delante de la Catedral, empezamos a escuchar un canto de un violín que nos sorprendió agradablemente. Casi enseguida, se armó un pequeño coro alrededor de aquel músico marginal y lleno de romanticismo y, lo mejor, algunos empezaron a bailar al son de un lindo tema.
Así, conocimos a Esteban Cortés, un muchacho de 26 años que se formó como músico en la Universidad de Guanajuato, y tiene por delante un montón de sueños e ilusiones por cumplir. Él accedió a testimoniar para Primera Plana luego de protestar un poco porque “tenía que chambear”.
“A mí, me encanta interpretar la música clásica, los pasodobles, los tangos, pero también trabajo con gusto la romántica, la trova, pop y todo lo que venda. Un día se me ocurrió pararme aquí, al lado de la catedral, para promoverme un poquito y ganarnos nuestra propina. Sí, claro, también hago presentaciones en bodas, fiestas de 15, bailables y show en vivo nocturnos, aunque, ahora la cosa, por la epidemia, está un poco apretada y tenemos que hacer de todo.
¿Siempre solo?
No, que va, de acuerdo a la presentación, armamos dúos, tríos o cuartetos. Estas ligas me gustan, porque nos obligan a exigirnos más.
¿Satisfecho con lo logrado hasta ahora?
Sí, los amigos del circulo de bolero me cuentan que varios transeúntes preguntan a cada rato por el violinista. Esto me da alegría y mucho orgullo. A veces, cuando toco, llegan varias parejitas y se quedan embobadas, atrapadas…
Entonces, tienes por delante un buen reto….
Bueno, Morelia, es un escalón importante, en una ciudad donde la gente conoce, hay que brindarles cosas de calidad, aquí hay una magia que nos envuelve a todos. A veces, se me hace de noche y ni cuenta me doy.
¿Y el covid?
(RIE) Al covid hay que darle mucha música… mucho fuego… para que se acabe de marchar.
Por fortuna, nuestra buena estrella no terminó con el violinista. A un paso de allí, frente a Bancomer, nos topamos con Israel Soto, un saxofonista de 27 años que cuando toca no te deja mover un pie.
“Soy de Sonora, vine a estudiar aquí en Morelia una licenciatura en Música, en la especialidad de trompeta clásica, aunque, yo, aparte, toco también el saxofón, el cual me gusta más para salir a la calle e incursionar en la música popular. Digamos que es más comercial”.
¿Y con qué música tratas de cautivar a los caminantes”
Toco algo de boleros, de pop y de baladas en inglés. Sin olvidar la música de los ochenta y el jazz. Un poquito de todo, la verdad.
¿Y no te asusta tocar en la calle?
Tengo una necesidad económica de primera mano que me lleva a moverme donde sea. Por fortuna, en Morelia, se puede, en otras ciudades, no, reprimen a los músicos. Aquí sí tenemos esa libertad.
Aquí la gente pasa, mira, puede que deposite una moneda, pero no siempre se para a escuchar. ¿Esto te molesta?
No, para nada, a mí me atrae la arquitectura de la ciudad, y me encantan las gentes, pero entiendo que se vuelve repetitivo y aburrido estar viendo a artistas, y a artistas buenos, de manera cotidiana. La verdad, se pierde un poquito el interés.
¿Sientes que te arriesgas, que eres atrevido?
Pretendo innovar un poco con la música, hacer algo diferente. No hay casi saxofonistas en la calle y esto es lo que más me animó a traerme el saxafón.
¿Hay un mañana o vives al día?
Voy a seguir estudiando mi carrera y si se concreta la posibilidad de irme a la capital buscaré nuevas posibilidades. No soy como algunos jóvenes que tienen el alma vieja.
¿Te ha ocurrido algo inusual, que te quite el sueño?
Una vez unos argentinos vinieron hacia mí y me pidieron que los complaciera con un bolerazo mexicano… creo que fue… Bésame mucho, de Consuelo Velázquez. Cuando empecé a tocarlo empezaron a cantarlo en la banqueta y en medio de la calle. Se encantaron de poder disfrutar algo tan expresivo en la calle.
En esto tiempos de pandemia ¿qué papel deben jugar los músicos?
Creo que tenemos que ayudar a sensibilizar a toda la sociedad. En la actualidad, hay mucha tensión en la casa, en el trabajo, en la escuela y las sonoridades en la calle pueden ser un distractor que ayude a relajar este estrés. Al covid hay que darle duro… la música es una buena terapia.
Bueno, ¿cómo te va con las muchachas?
No te voy a decir que vivo enamorado solo de la música, de mis instrumentos, porque es mentira. Vivo con pasión mi profesión, pero espero que me llegue una novia pronto… muy pronto.


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