Morelia, Michoacán
La toma de posesión de Joe Biden como presidente número 46 de Estados Unidos el cercano 20 de enero parece estar destinada a no ser una habitual fiesta democrática por tres circunstancias adicionales que complejizan a la investidura: la pandemia registra su momento más severo en Estados Unidos, con cifras récord de nuevos contagios confirmados y muertes; la crisis política desatada tras el asalto al Capitolio por los partidarios del presidente Trump está lejos de ser resuelta; y la posibilidad de que se produzcan protestas o actos de violencia en Washington DC y otros estados sigue latente cada día más.
En esta ocasión, Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris jurarán sus cargos en medio de un impresionante despliegue de seguridad que incluirá a numerosos policías y a 25.000 efectivos de la Guardia Nacional que se apostarán en lugares estratégicos de Washington D. C, una capital que se encuentra en estado de emergencia, tras una orden que emitió la alcaldesa Muriel Bowser luego de los disturbios en el Congreso.
Y aunque el próximo primer mandatario ha insistido en que el acto se efectúe en un espacio abierto, como es tradición, la asistencia será extremadamente reducirá, con la ausencia, ya anunciada, del presidente saliente Donald Trump.
Biden y Harris prestarán juramento frente al Capitolio, en un lugar con vista a la icónica explanada del National Mall, pero el tradicional desfile por la avenida Pennsylvania hasta la Casa Blanca durante el cual el nuevo comandante en jefe debe inspeccionar las tropas será sustituido por un “desfile virtual”.
A Biden y a Harris se les unirá Lady Gaga, una acérrima defensora del presidente entrante, quien cantará el himno nacional, mientras que Jennifer López protagonizará un breve espectáculo musical.
Después de que Biden preste juramento, el actor Tom Hanks hará de presentador de un programa de televisión en horario estelar nocturno que durará 90 minutos y contará con las actuaciones de Jon Bon Jovi, Demi Lovato y Justin Timberlake.