Redacción – Morelia, Michoacán
La realidad de la marihuana en México ya dio un giro de 180 grados, aunque muy pocos se hayan enterado. Mientras la visión general del país hacia esta hierba era relacionada con el narcotráfico y la violencia, en este momento México se prepara para construir toda una industria nacional a partir de ésta.
De no haber sido por la llegada de la pandemia mundial, para este momento ya contaríamos con múltiples productos a base de marihuana inundando el mercado, pues no sólo ya es legal el cultivo, la venta y el consumo de la planta, sino que México se prepara para convertirse en el mercado legal de cannabis más grande del mundo.
¿Qué es lo que falta?
Aunque el Congreso de la Unión estaba obligado a tener listas para abril las reglas para el uso medicinal y el recreativo de la marihuana, llegó el coronavirus y postergó todos los asuntos legislativos. Con todo, ya en julio se presentó el reglamento para el uso medicinal y en estas próximas semanas será aprobado por el Poder Legislativo federal.
Y sobre el reglamento para el uso recreativo, el líder de la bancada de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, dijo que harán todo lo posible para que antes de diciembre quede aprobado, sobre todo tomando en cuenta que el nuevo límite para hacerlo, impuesto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) es el 15 de diciembre de 2020.
Mercado Mundial
Para nuestro país entrar en el mercado del cannabis ya es una cuestión estratégica, de desarrollo, pues una vez que los legisladores federales hagan su trabajo esta industria generará miles de empleos e ingresos al gobierno por medio de los impuestos, y con el tiempo se podría dar un boom que genere muy importantes ganancias para México.
Esta industria global tiene un valor de más de 389 mil 400 millones de pesos en este momento y se calcula que en 2027 sobrepasaría los 1.6 billones de pesos.
El mercado mundial de la marihuana tiene grandes empresas de territorios en donde ya se completó su legalización, como Canadá, California o Países Bajos, y empresas como Green Organic Dutchman, Medical Marijuana Inc. o Canopy Growth están ansiosos de que en México se abra la oportunidad de llegar con sus productos.
Por ello, los emprendedores mexicanos deberán tener la visión de estar listos para producir masivamente en 2021, y crear una industria nacional que haga frente a las importaciones.
Sin embargo, la capacidad productiva potencial de marihuana en México es mucho mayor a la que los californianos, los canadienses o los holandeses hayan soñado, con lo que una buena organización podría convertir al país en el líder mundial de producción del cannabis.
El problema: otra vez el capitalismo neoliberal
Hasta el momento, se prevé que la legalización de la marihuana permita cultivos artesanales, organizados en cooperativas de productores, y no el surgimiento de enormes empresas industriales que centralicen la producción en masa.
Esto impondría un enorme reto para los legisladores, pues de ellos dependerá si los productos extranjeros del cannabis puedan ingresar a México, y en qué condiciones, y las consecuencias de sus decisiones podrían favorecer o bien tirarse abajo una industria nacional incipiente.
Si tomamos la experiencia de la legislación nacional de otros mercados, las reglas suelen favorecer enormemente a los grandes capitales, especialmente extranjeros, y en el tema de la marihuana medicinal, en donde se permite a las compañías farmacéuticas la producción masiva de productos basados en marihuana, éste es el principal temor de los emprendedores nacionales de capitales medios.
Ante todo ello, los pequeños productores podrían simplemente quedar fuera, y esto podría tener serias consecuencias para los consumidores, que esperaban poder tener sus propios cultivos personales, y hasta el momento esto no se ha incluido en la reglamentación de la marihuana medicinal, con lo que sólo les quedaría comprar a las grandes farmacéuticas.
Con todo, como bien señaló Ricardo Monreal, en México está a punto de caer uno de los más grandes tabúes sociales de las últimas décadas, y sólo queda esperar que la partidocracia no lo utilice una vez más para que los únicos grandes ganadores sean los más ricos.