Washington, Estados Unidos – El Universal/Excélsior
Tras las multitudinarias manifestaciones contra el racismo y la violencia policial en EU, los inconformes se fueron contra las estatuas que representan el pasado racista del país.
Ayer se informó que siete personas quedaron detenidas por atacar las estatuas de Cristóbal Colón y el conquistador Juan Ponce de León en Miami. En la víspera, una estatua de Colón fue derribada en Richmond, Virginia, y otra decapitada en Boston, Massachusetts. En Miami, los manifestantes inscribieron con aerosol las leyendas “George Floyd” y “BLM” (Black Lives Matter), además de una hoz y martillo en las estatuas de Colón y Ponce de León en el parque Bayfront.
La protesta del jueves fue para recordar a Israel Reefa Hernández, de 18 años, muerto por la policía con una pistola eléctrica en 2013, informó el Herald.
En Nueva York, la policía vigiló la estatua de Cristóbal Colón en una zona comercial de Manhattan. En un principio, los ataques a monumentos se centraron en los de personajes confederados que apoyaban la esclavitud, pero se hicieron extensivos a los de Colón y otros exploradores, en solidaridad con los pueblos indígenas.
El presidente Donald Trump defendió la actuación policial frente a las acusaciones de brutalidad contra los afroestadounidenses. Dijo que firmará un decreto para “alentar a los departamentos de policía a cumplir los estándares más actuales y profesionales” y a usar la fuerza “con compasión”. Dijo que acabará “rápida y fácilmente” con la intolerancia y los prejuicios cuando aparezcan.
Trump vuelve a pasar los fines de semana en su club de golf en Nueva Jersey
En la Casa Blanca hay una norma interna que requiere el uso de mascarillas, pero los funcionarios la violan habitualmente. La campaña del presidente para la reelección en los comicios de noviembre está organizando grandes actos en estadios. Adicionalmente, Donald Trump vuelve a pasar los fines de semana de verano en su club de golf en Nueva Jersey.
Tres meses después de someterse a la realidad de una pandemia que ha paralizado varios ámbitos de la vida y matado a más estadounidenses que varias guerras, el presidente Trump retoma su vida normal, a pesar de que el coronavirus registra picos en distintas partes del país.
Estados Unidos ha tenido varios meses para acumular equipos protectores y respiradores artificiales, pero faltan muchos meses, en el mejor de los casos, para contar con una vacuna, y una proyección citada por la Casa Blanca prevé que para fines de septiembre habrá decenas de miles de muertes adicionales.
Ante los renovados temores de un resurgimiento del virus, los mercados financieros que Trump suele citar como señal de la recuperación económica sufrieron el jueves su caída más abrupta desde marzo.
Sin embargo, en la Casa Blanca, los funcionarios minimizan la gravedad del nuevo pico y tratan de atribuirlo a factores distintos del enérgico impulso que Trump trata de darle a la reapertura económica, con la esperanza de que le ayude a ganar la reelección.
“Los datos revelan que vamos en la dirección correcta como nación”, dijo el director de salud pública Jerome Adams al destacar que la tasa de tests positivos es inferior a 6%.
Con todo, Adams advirtió en una mesa redonda con Trump en Texas que, si bien se ha aplanado la curva nacional de casos del virus, ‘eso no significa que el COVID se haya ido, que sean menos contagioso y que sea menos mortífero entre los sectores vulnerables de la población’.
La Casa Blanca estuvo entre los últimos sectores del gobierno en adoptar las medidas de seguridad que ella misma recomendaba, con tal de proyectar una sensación de normalidad, aunque contaba con una mayor capacidad de testeo que el resto del país, pero al ver cómo el costo económico y humano del virus desinfla sus aspiraciones a la reelección, Trump considera más urgente que nunca regresar a la vida anterior, cualquiera que sea el estado de la epidemia.
Trump decidió este mes que el acto central de la Convención Nacional Republicana -su discurso de aceptación de la candidatura- no se realizará en Carolina del Norte como estaba previsto porque el estado se negó a garantizar un estadio lleno de partidarios sin mascarillas. Lo hará en Jacksonville, Florida.
Para la Casa Blanda, la prioridad es recuperar el impulso económico.