Ciudad de México – Milenio
El juez leyó la sentencia en menos de 13 minutos y todas las partes aceptaron. Gustosos, terminaron la videollamada, se quitaron el anillo de casados y siguieron con sus vidas. Así es como termina un matrimonio en tiempos del covid-19: por vía remota, en teleconferencia, sin aspavientos.
Laura Leal pasará a la historia como la primera mujer de Nuevo León en disolver su matrimonio de manera remota. Y es que, dadas las circunstancias, no pudo consumar su divorcio a la antiguita, en el juzgado cívico.
Laura Leal y su ahora ex marido acordaron disolver su matrimonio desde febrero, pero mientras llegaban a un acuerdo de separación en los mejores términos, asesorados por la abogada Claudia T. Witrón, los alcanzó la contingencia del covid-19 que provocó que muchos trámites
fueran detenidos en todos los juzgados de Nuevo León, entre ellos los juicios de divorcio.
Al reiniciarse las actividades de manera gradual en el Poder Judicial del Estado, se informó a la pareja que su audiencia de divorcio se realizaría en la modalidad de videoconferencia y su caso sería el primero del Juzgado Octavo Familiar Oral del Estado de Nuevo León en realizarse de esa forma.
A Laura le gustó la mecánica de divorcio:
“Me gustó porque te ahorras la vuelta al juzgado; fue muy rápido, 10 minutos a lo mucho la audiencia, fue todo muy claro. Hubo un acuerdo antes, el juez nos preguntó sobre lo que habíamos acordado.
“Él tenía ya un escrito (el juez) de cuando metimos la solicitud de divorcio y él solamente nos rectificó, llegamos al mismo acuerdo y sólo nos preguntó si seguía eso en pie. Fue muy rápido todo, muy sencillo”, narró aún emocionada la recién divorciada.
Laura es secretaria en una oficina contable y recuerda que su matrimonio con Juan N. duró cinco años. Se casaron cuando ella tenía 26 años y él 33.
Explicó que llegar al acuerdo de separación no fue algo tan complicado, debido a que no tuvieron hijos, ni había bienes inmuebles en propiedad mancomunada, lo cual evitó acuerdos de pensión alimenticia o reparto de propiedades contempladas en una sociedad conyugal.