Hermosillo, Sonora – El Universal
“Max está lleno de bolas en su cuerpo; estamos esperando los resultados de los exámenes, necesita quimioterapias a fuerza”, comenta Verónica Yoselin Martínez Macias, una joven estilista de mascotas que desde hace semanas vende postres afuera de una iglesia de Hermosillo para que el veterinario pueda encontrar la cura para su perro y que este pueda tener una mejor calidad de vida.
A través de un publicaciones en Facebook, la joven, madre de una niña de tres años, solicita el apoyo de la ciudadanía para que le compren sus productos y así pueda costear los distintos exámenes y tratamiento para Max, un Husky de mediana edad que adoptó hace poco.
“Hace dos semanas le vendieron a mi mamá unos pájaros, el señor que vende estos animales nos dijo que tenía un perro, que otros perros no lo dejaban comer y lo mordían, que si lo queríamos y le dijimos que sí. Él tiene una bola en su cuello, lo llevamos al veterinario y nos dijo que era una infección mal tratada. Nos dio un tratamiento y sí se le redujo, pero toqué otras partes de su cuerpo y me di cuenta que tiene bolas en todo el cuerpo”, dijo en entrevista con EL UNIVERSAL, Verónica Martínez.
El veterinario les dijo que los ganglios se le volvían masa y era la causa de las “bolas” su cuerpo, les recomendó realizarle una biopsa para saber qué es lo que tiene el can. Desde entonces, la sonorense dedica horas de elaboración de tartas, bollitos y demás postres para vender viernes y sábado y así recolectar dinero suficiente para “ir pagando lo que se venga. También tengo un guardadito por si hay alguna urgencia y lo pueda llevar a atender”, dice.
Verónica es madre soltera y asegura que, aunque en su trabajo como estilista de perritos no le va mal, no puede solventar los gastos que de pronto requiere Max, “necesitaba unas vitaminas y me salieron en 400 pesos; la biopsa me salió en 1200, y otros pagos de los que tengo los tickets, pero no hago cuentas”, por eso elabora y vende sus postres en compañía de su mascota.
No es la primera vez que rescata a algún animal, relata que en anteriores ocasiones ha salvado la vida a otros perros, incluso ya ha trabajado en clínicas veterinarias, comenta que hace poco ayudó a un loro que estaba enredado con un hilo en un árbol, mismo que ahora ya convive en su casa con un gato, peces, pájaros y Max.
Max podría tener neoplasia (células que se pueden diseminar hasta otras partes del cuerpo a través de los sistemas sanguíneo y linfático), aún no es seguro, pero su veterinario comenta que es una posibilidad y de ser así necesitaría tratamiento de quimioterapia. Esto preocupa a Verónica, pues no sabe por el momento si pueda ser atendido en su entidad, aunque mantiene la esperanza de que pueda curarse y sigue trabajando para ello.