París, Francia – Excélsior

Mucho ya sufrieron los parisinos cuando se derrumbó la aguja de Notre Dame a causa de un devastador incendio que ocurrió el 15 abril de 2019.

Sin embargo, la tragedia -quizá- no ha terminado.

La ola de calor que actualmente afecta a Francia podría echar abajo por completo la bóveda dañada por las llamas.

Las temperaturas han alcanzado los 39 grados centígrados y se estima que puedan llegar a los 42 grados este jueves.

Aunque han pasado más de 3 meses, los muros siguen mojados después de que los bomberos extinguieran el fuego.

De acuerdo con información de medios locales, el techo abovedado del recinto podría colapsar a medida que las temperaturas aceleren el proceso de secado.

“Lo que temo es que las juntas o la mampostería, cuando se sequen, pierdan su cohesión y sus cualidades estructurales y que, de repente, la bóveda pueda caer”, admitió el principal arquitecto del histórico templo católico, Philippe Villeneuve este miércoles en rueda de prensa, en la que se mostró preocupado por la ola de calor.

“Todavía puede desmoronarse en cualquier momento”, insistió.

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