Ciudad de México – Excélsior
Lo que inicia como un pequeño arranque de celos, enojo, o ligeros jalones y gritos desde el noviazgo puede tener un desenlace trágico.
De acuerdo con la psicóloga en la Secretaría de Seguridad Ciudadana y docente del Centro de Estudios Superiores de Ciencias Jurídicas y Criminológicas, Miriam González Juárez, pese a que no existe una clasificación real de un feminicida, sí hay acciones o características que pueden convertir al agresor en un potencial feminicida.
Resaltó que no necesariamente el sujeto es agresivo al comenzar una relación, pues la mayoría de este tipo de personalidades al inicio son muy amables y seductores, aunque también un poco antisociales y narcisistas.
“Conforme avanza la relación con este tipo de sujetos, llega el momento en que la víctima va cediendo terreno a su victimario hasta que éste toma el control total de la persona, a lo que se le conoce como proceso de anulación”, por lo que alertó que cuando se llega a este punto, “la víctima ya depende completamente del sujeto”.
El individuo ya califica todos los actos de la pareja, ya sea como madre, amiga, hija, esposa o novia, entre otros, hasta que aparecen los actos de agresión.
Por tal motivo, la especialista llamó a las mujeres a estar alerta de estos patrones y no ceder bajo ninguna circunstancia ante cualquier indicio de abuso, pues resaltó que en muchos casos de feminicidio, cuando los agresores son entrevistados por las autoridades, señalan que no buscaban matar a su víctima, sino ejercer el control sobre ésta.
Para González Juárez la prevención contra la violencia de género debe empezar desde la niñez, donde se le inculquen valores a los niños y el respeto a la mujer.
Por su parte, el doctor y criminólogo del Instituto de Ciencias Forenses, Jorge Olivares, expuso que el feminicidio sí es prevenible y resaltó que “uno de los factores de riesgo del feminicidio son las adicciones y las redes sociales, pues un joven con pocas oportunidades cree que podría tener una mejor calidad de vida si se vuelve ‘un jefe de jefes o una buchona’, pues al ver en las redes sociales los lujos con los que viven los capos y sus parejas o las series de televisión que muestran los lujos con los que viven los narcotraficantes, ellos quieren ser así o vivir así”.
Por lo que llamó a tener especial atención en lo que ven los hijos.