Morelia, Michoacán – José Cacho
En el día de la Virgen de Guadalupe, el fervor hacia la Madre Morena de América se desbordó en los alrededores del templo de San Diego en la capital michoacana.
Este 12 de diciembre, como cada año, miles de morelianos y michoacanos en los alrededores se volcaron a saludar, felicitar y encomendarse a la Guadalupana, donde destaca aquellos que recorren de rodillas, los casi dos kilómetros que compone la calzada Fray Antonio de San Miguel.
Algunos vestidos con trajes típicos, otros acompañados de su pareja o familia, unos más llevan a presentar a sus hijos ante la Madre de Todos los Mexicanos, mientras sortean toda la parafernalia que envuelve el ‘Cañas Fest’, entre puestos de cañas, fritangas y demás curiosidades.
En los fieles se ve el cansancio, la fatiga, pero la fe mueve su convicción, de llegar entre rodillas, con el dolor que produce el roce de la cantera, mientras sortean a los demás presentes, donde su familia pone los cartones o cobijas y con su mano los alientan a seguir; hoy deben pagar con el sudor y la fatiga, el milagro concedido.
Las peregrinaciones no han cesado de llegar a San Diego desde el 8 de diciembre, las masas bajo un mismo canto, al son de un sinfín de bandas, arriban al atrio e ingresan para retumbar el templo dieguino del siglo XVIII, en todo ese esfuerzo, para agradecer por la intercesión a sus peticiones.
Adentro del santuario, las masas convergen en un mar de susurrros, rezos y cantos, abren paso a aquellos que ya llegan moribundos de rodillas, los últimos metros los recibe la madre bondadosa que los ve desde arriba del vistoso retablo; una lluvia de emociones explota en su interior y las lágrimas salen, sólo ellos saben que viven en ese momento, los agradecen, lo sienten.
Tras la misión cumplida, llega el momento de descansar, con la fe renovada, otro año más de bendiciones guadalupanas, ahora sólo falta la foto del recuerdo a un costado de la sacristia, la Virgen Morena es festejada y protegerá de nuevo a los morelianos, en una celebración propia que llena de orgullo a los mexicanos, al tener a su única madre desde hace más de cuatro siglos.