Foto: ACG

La decisión del gobernador Silvano Aureoles de dar por terminada la adhesión de Michoacán al Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica, que surgió de la reforma al artículo tercero constitucional de 1992, tiene evidentemente matices políticos, pero motivaciones económicas claramente entendibles: el esquema fiscal vigente es absolutamente tóxico para las finanzas estatales.

A partir de esta motivación es cómo debe explicarse el tema a los michoacanos, para entender el fondo del problema, que Silvano Aureoles planteó con todas sus letras: resulta inviable seguir el mismo plan de coordinación con la federación, a todas luces injusto para el estado, que anualmente tiene que destinar más de 2 mil millones de pesos para el pago de compromisos contraídos con el magisterio, adicionales a los salarios y bonos que perciben los maestros.

Y urge, con esta medida, a una pronta respuesta del gobierno federal que entra en funciones el próximo sábado, porque el gobernador ha puesto un plazo de treinta días -contados a partir de ayer- a las secretarías de Hacienda y de Educación para dar por terminado con el actual pacto de coordinación, y el gobierno de Michoacán carece de los recursos para cumplir con los compromisos salariales y aguinaldos de fin de año.

En este punto, habrá que considerar en el énfasis que dio el mandatario michoacano a la necesidad de establecer un nuevo esquema de coordinación fiscal entre los estados y la federación.

Expuso: las diversas modificaciones al acuerdo original, tanto en la distribución de los recursos como en la operación de los mismos, han generado un grave perjuicio a las finanzas públicas estatales, situación que imposibilita continuar atendiendo los servicios de educación básica. Y abundó: “manifiesto mi pleno compromiso con la educación. No renunciamos a la responsabilidad que nos toca; asumimos nuestra responsabilidad de concurrencia, pero en un nuevo esquema de entendimiento, en un un nuevo acuerdo, en una nueva relación Federación-Estado”.

Ahí el fondo político del pronunciamiento de Silvano Aureoles ayer en Ciudad de México: hay que transitar hacia un nuevo pacto de coordinación fiscal, hacia un nuevo pacto de colaboración y entendimiento entre la federación y los estados.

Aquí se queda… ¡aquí entre nos!


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