Morelia, Michoacán.- La obra del Parque Lineal del Río Chiquito se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para el alcalde con licencia Alfonso Martínez Alcázar, hoy en campaña por la reelección en Morelia. El propio proyecto, el bombo con que se anunció y los recursos invertidos que no tuvieron el impacto deseado han tenido un efecto búmeran contra las aspiraciones políticas del político ex panista.
Presentada por él mismo, hace dos años, como la obra que permitiría rescatar el cauce y ponerlo al nivel de los ríos o canales “del primer mundo, como los que hay en Holanda (refiriéndose a los Países Bajos)”, hoy el Río Chiquito sigue siendo fuente de contaminación, centro de depósito de basura y los 1.2 kilómetros que se alcanzaron a construir del Parque Lineal lucen cotidianamente semiabandonados, sin atractivo ni para el deporte, ni para la recreación de los transeúntes y vecinos de la zona.
Inicialmente, la administración de Martínez Alcázar dijo que la obra tendría una inversión en su primera etapa de 81 millones de pesos, entre recursos federales, estatales y municipales. La “magna obra”, según el proyecto, correría desde el cruce con la avenida Camelinas hasta su final en el obelisco a Lázaro Cárdenas, es decir alrededor de 5 kilómetros, con un colector de aguas negras que protegería al Río Chiquito a lo largo de todo este tramo.
El entonces secretario de Innovación Municipal de Morelia, Antonio Plaza Urbina, dijo que el Parque Lineal estaría a la altura de los mejores del mundo y contaría en su infraestructura con plazas húmedas a ras del nivel del río, cafeterías, carril de retorno en cada uno de los puentes vehiculares que se ampliarían, ciclopistas, gimnasios al aire libre, escaleras, senderos, banquetas, rampas para discapacitados, explanadas para eventos culturales y un alumbrado eficiente.
El ahora coordinador de campaña para la reelección de Martínez Alcázar se proyectó y voló su imaginación:
“Sí las condiciones del terreno y márgenes del río lo permiten, esas plazas húmedas que se incluirán a nivel de la corriente del río serán un deleite, pues al estar al fondo del terreno, los visitantes podrán disfrutar de un aislamiento del ruido de la ciudad y contemplar la naturaleza”.
Esos espacios públicos en la mente de Plaza Urbina contemplarían además áreas comerciales concesionadas a particulares para ofrecer a los ciudadanos una mayor y más completa oferta recreativa.
En declaraciones que hizo un mes antes del arranque de las obras, Plaza Urbina precisó que en la primera etapa se construirían 1.2 kilómetros entre el puente Sansón Flores hasta el cruce con Isidro Huarte, por lo que la inversión ahora bajaba y se ubicaba en 70 millones de pesos, que aportaría el Gobierno Federal, el del Estado de Michoacán y el Ayuntamiento de Morelia.
Para la segunda etapa, que según Antonio Plaza decía ya se gestionaban recursos, se requerían 150 millones de pesos más, que alcanzarían para construir el Parque Lineal hasta el cruce con la calzada Juárez.
La tercera etapa comprendería el siguiente tramo hasta el obelisco a Lázaro Cárdenas, para completar un total de 5 kilómetros “para presumir al mundo”, según Martínez y Plaza Urbina.
El arranque de la obra se dio finalmente en la mañana del 29 de junio de 2016, iniciándose la construcción de la primera etapa; la inversión seguía a la baja: ahora serían 60 millones de pesos, la mitad por aportaciones federales, el 33 por ciento municipal y el 17 por ciento del Gobierno del Estado. Así empezó la historia que hoy ha derivado en tres demandas (dos administrativas y una penal) en contra del alcalde con licencia, pues los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC) han presentado documentos públicos, que se conocieron a partir de una investigación periodística, que revelan que la obra estuvo plagada de irregularidades y malos manejos en la asignación y ejecución de recursos públicos, toda vez que no cuenta ni con los servicios proyectados ni con el saneamiento del cauce contemplado.
Aquella mañana de hace ya casi dos años, Alfonso Martínez agradeció al Gobierno Federal por su aportación para que el proyecto fuera una realidad y se pudiera cumplir un sueño de la ciudadanía “de tener un cuerpo hídrico para su disfrute”. Ahí mismo descartó que la opción fuera el entubamiento del río, pues ello implicaría “matar parte del ecosistema que aún queda en la ciudad”.
“Estamos todavía a tiempo de rescatar el arroyo para ser una ciudad ecológica”, clamó entonces el hoy candidato a la reelección.
Respecto al colector de aguas residuales prometido, sólo se construyó el del margen izquierdo del Río Chiquito, con una inversión de 10 millones, 127 mil pesos, el 90 por ciento de aportación federal.
Las obras del colector arrancaron el 25 de mayo de 2016 y en aquella ocasión, Martínez Alcázar se ufanó:
“Qué moreliano no ha soñado con rescatar los ríos que tenemos… Nosotros estamos siguiendo la tendencia de otras ciudades del mundo, que es rescatar los ríos, captando las aguas negras y dirigirlas a las plantas de tratamiento”.
Pero ese colector ha resultado insuficiente, pues el que debía construirse sobre el margen derecho del río está pendiente, como pendiente está la magna obra urbana tan soñada como prometida del Parque Lineal.