Morelia, Michoacan.- Propuestas no hubo; tampoco revelaciones escandalosas. Pero si hay que señalar un resultado del primer debate entre la candidata y los cuatro candidatos presidenciales, es claro que el más certero fue Ricardo Anaya, de la Coalición Por México al Frente (PAN-PRD-MC).
Del resto habrá que decir que Andrés Manuel López Obrador (Morena-PES-PT) estuvo a la defensiva, evasivo y salió sin mayores afectaciones; Margarita Zavala habla muy fluido pero dice poco; El Bronco le puso color, y el rezagado sería el priista José Antonio Meade, quien no aprovechó para sobreponerse por encima de sus contendientes.
Sí, Anaya ganó; pero su triunfo no le alcanzará, no por ahora, para despegar como la mejor opción para el electorado, lugar que en las encuestas seguirá ocupando el tabasqueño, a pesar de su falta de claridad en la mayoría de sus respuestas, vagas, soberbias y atadas a generalidades y su conocido voluntarismo.
Los temas abordados en este primer encuentro, celebrado en el Palacio de Minería de Ciudad de México, fueron seguridad pública, violencia, corrupción, impunidad, democracia y grupos vulnerables. La participación de los aspirantes a la Presidencia estuvo moderada por los periodistas Azucena Uresti, Denise Mearker y Sergio Sarmiento.
Como era obvio, obligado, Anaya, Meade, Zavala y El Bronco concertaron sus ataques, críticas y posiciones de contraste en López Obrador, quien llegó al Palacio de Minería con una amplia ventaja en las encuestas.
Desde el primer tema del programa (violencia y seguridad), Ricardo Anaya se mostró cómo el más seguro y contundente en sus comentarios.
La amnistía a los criminales planteada por el líder morenista ocupó buena parte de los tiempos ocupados por los candidatos; y mientras López Obrador no atinaba a explicar bien a bien qué quiere decir con ese planteamiento, Anaya no lo soltó y aprovechó para plantear lo sustancial de su propuesta: desmantelar, no solo descabezar a las organizaciones crimínales.
Meade, en los hechos, es la continuidad de lo que en combate a la inseguridad se ha hecho en los últimos 11 años, y Zavala perdió mucho tiempo en defender las políticas y estrategias seguidas en el sexenio de su esposo, Felipe Calderón.
Sobre el problema, el que mayor pesa en el ánimo de los mexicanos, todos los candidatos y la candidata fijaron su diagnóstico y los qué y por qué quedaron muy claros… pero ninguno con propuestas de cómo resolver de fondo el tema.
En el tema de la corrupción, Meade buscó desacreditar a Anaya por el asunto que lo involucra en supuestas operaciones de lavado dinero; el queretano respondió retándolo a presentar las pruebas de que hay una acusación contra él; para zafarse del tema, mostró ante las cámaras la resolución del Tribunal Electoral que acusó al gobierno de usar a la PGR para afectar su candidatura.
Anaya además le restregó a Meade los casos de grave corrupción que se le imputa al gobierno de Enrique Peña y a 22 gobernadores del PRI.
Y volvió al ataque contra Lopez Obrador: si su ejemplo fuera tan fuerte para combatir la corrupción, no existirían los casos de René Bejarano, Carlos Imaz, Miguel Ponce. Y luego los ataques a Alfonso Romo, Miguel Ángel Navarro —criticados en otros años por el propio AMLO— y Manuel Bartlett, artífice del fraude electoral de 1988.
En este tema, El Bronco salió con la puntada de que propondrá “cortarle las manos” a los funcionarios corruptos; “sí, cortarles la mano”, precisó a pregunta de Uresti.
Finalmente, en el tema de la democracia, el tema que acaparó la atención de los presidenciables fue el de la revocación de mandato, tema en el que Anaya, López Obrador y El Bronco dijeron estar de acuerdo, mientras Meade y Zavala dijeron que no era la panacea ni la mejor alternativa para asegurar un buen gobierno.
Al final, en su última intervención, lo que parece inevitable: la aseveración de Anaya de que lo que viene es una contienda directa entre su proyecto y el de López Obrador.