Jerusalén, Israel.- En una nueva jornada de multitudinarias protestas convocadas este viernes por organizaciones palestinas, miles de manifestantes han quemado centenares de neumáticos para impedir la visión de las tropas de Israel, que han respondido desde el otro lado de la frontera de Gaza con disparos de munición real y el lanzamiento de granadas de gases lacrimógenos.
Un palestino ha muerto por un impacto de bala en la zona de Jan Yunes, en el sureste de la Franja, y otro más al este de la capital del enclave, y al menos 250 personas han resultado heridas, según fuentes sanitarias palestinas. Israel ha enviado batallones de refuerzo con francotiradores experimentados a la frontera del enclave a lo largo de los 40 kilómetros de valla de separación.
El despliegue militar se concentra en los cinco puntos donde se han levantado campamentos de protesta. Ambos bandos se han fortificado con terraplenes durante la semana pasada en previsión de una temida batalla campal, informó El País.
Las tropas cuentan con gases lacrimógenos, balas recubiertas de goma y munición real. Tienen orden de abrir fuego contra todo aquel que se aproxime a menos de 300 metros de verja. Además de piedras, los manifestantes han acumulado neumáticos viejos y espejos para deslumbrar a los tiradores de élite.
El ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, y el jefe del Estado Mayor, general Gadi Eisenkot, ultimaron el jueves los preparativos militares frente a unos “disturbios violentos” que Israel contempla como una amenaza a su soberanía territorial. Lieberman —colono en un asentamiento en Cisjordania y encuadrado en el ala más nacionalista del Gobierno— ha ordenado mantener las reglas de enfrentamiento aprobadas hace una semana ante el temor a un ataque armado contra las tropas que defienden la valla.
“Si hay provocaciones, reaccionaremos de forma contundente, como la semana pasada. Cualquiera que atente contra nuestra soberanía estará poniendo en peligro su vida”, advirtió el ministro, en referencia a los 21 muertos contabilizados y a los 1.500 heridos registrados hasta ahora entre los manifestantes, de los que 800 presentaban impactos de bala.
Los organizadores de la protesta—secundada por los principales partidos y por la sociedad civil en defensa del derecho al regreso de los refugiados palestinos— han anunciado que impedirán que grupos de jóvenes incontrolados se aproximen demasiado a la frontera para lanzar piedras o cócteles molotov.
Prevén mantener las llamadas Marchas del Retorno hasta mediados de mayo, coincidiendo con el 70º aniversario de la creación del Estado de Israel y que el pueblo palestino conmemora como Naqba o catástrofe al forzar al exilio a 700.000 civiles, cuyos descendientes suman hoy más de seis millones, según Naciones Unidas.
El secretario genera de la ONU, António Guterres, ha pedido a Israel que actúe en Gaza con “extrema prudencia en el uso de la fuerza para evitar bajas” para que los civiles palestinos “puedan ejercer su derecho a manifestarse pacíficamente”.
“Llamo a todas las partes sobre el terreno a actuar con la máxima contención”, ha urgido en un comunicado. Estados Unidos también ha reclamado por boca por del mediador para Oriente Próximo Jason Greenblatt, que los manifestantes “no se acerquen a la barrera de la frontera bajo ningún concepto”, informa France Presse.
El enclave costero palestino está sufriendo en los últimos días los incidentes más trágicos desde la guerra con Israel del verano de 2014. Los responsables palestinos insisten en calificar de marchas civiles y pacíficas las protestas que se están produciendo en el límite territorial con Israel.
Centenares de gazatíes vieron el martes el partido de la Champions League Real Madrid-Juventus en la pantalla gigante instalada en uno de los campamentos de protesta situado a apenas 700 metros de la frontera con Israel, según constató un reportero de Reuters. Pero el ministro de Defensa considera que las manifestaciones encubren “una operación terrorista”.
Lieberman también ha arremetido contra los miembros del grupo pacifista israelí B´Tselem —a quienes ha tachado de “quintacolumnistas”—que han publicado anuncios en la prensa para invitar a los soldados a desobedecer la orden de disparar contra palestinos desarmados. “Lo siento, mi comandante, pero yo no disparo”, es el lema difundido por la ONG.
Hamás no parecía tener afán de protagonismo en los campamentos que ha visitado El País en los tres primeros días de esta semana en la Franja. Cientos de jóvenes desempleados se han dedicado a transportar neumáticos viejos mientras profesores y dirigentes locales imparten charlas sobre la causa palestina. El movimiento islamista ha anunciado que indemnizará con 3.000 dólares a las familias de cada unos de los fallecidos en las protestas y con 500 dólares a los heridos más graves.
La oficina del portavoz de las Fuerzas Armadas ha respondido finalmente a la pregunta planteada por este periódico sobre el tipo de munición empleada por los francotiradores el viernes pasado. Médicos y familiares de los heridos aseguraron que habían sufrido el impacto de balas de gran calibre o “explosivas”, a la vista de los graves daños causados. “Las Fuerzas de Defensa de Israel solo usan armas y municiones que están amparadas por la legislación internacional”, rezaba la respuesta oficial.
Amos Harel, corresponsal de Defensa de Haaretz, considera que las órdenes dadas a los francotiradores el pasado viernes fueron “muy permisivas”, tras el resultado de 800 heridos por munición real.
“La situación de dispersión sobre el terreno dejó un amplio margen de discreción a soldados relativamente jóvenes”, argumentaba Harel el jueves en un análisis publicado por el diario israelí. El elevado número de muertos y heridos también revela, en su opinión, la grave carencia en las Fuerzas Armadas de “medios no letales que sean efectivos para disolver marchas desde una relativa gran distancia”.