El berenjenal que ha resultado el registro de firmas de apoyo a las candidaturas “independientes” a la presidencia de la República puede explicarse partir de dos realidades: por un lado, la enmarañada legislación electoral que las rige; por el otro, la simulación de los y las “sin partido”.

La reforma electoral que dio vida a las candidaturas independientes a partir de 2015 devino en un fiasco para los ciudadanos; no sólo por la cantidad de obstáculos y requisitos que se impusieron a quienes buscaran algún cargo de elección por esa vía, sino porque -salvo contadas excepciones- únicamente ha servido para saciar las ansias de figurar de políticos profesionales y tradicionalistas, que en su momento no han encontrado los espacios de poder que aspiraban dentro de los partidos políticos que abandonaron.

En los hechos, y habrá que decirlo con todas sus letras, los llamados “independientes” han venido a extender las malas prácticas de la partidocracia, de la que son una especie de nuevo tentáculo, camuflado en el embustero pregón del apartidismo.

Ahí están los resultados: Margarita Zavala, Armando Ríos Piter y Jaime Rodríguez ‘El Bronco’, los tres hicieron trampa para recabar el titipuchal de firmas de ciudadanos que la legislación les exige para ser aceptados en la boleta electoral.

Según el informe del Instituto Nacional Electoral (INE), los tres habrían falsificado credenciales de elector, presentaron firmas de copias sobre copias de las micas y hasta recurrieron a la presentación de firmas de apoyo obtenidas de imágenes de computadora o teléfonos celulares.

Un cochinero, pues, y más el que se va armar si como pretende el INE sólo válida el registro de la señora Zavala, bajo el argumento de que a ella -aunque sea de panzazo- sí le alcanzaron las firmas verdaderas.

Es decir, el árbitro electoral se haría de la vista gorda ante los miles y miles de firmas apócrifas que también recabó la ex primera dama y que pretendió dar por buenas. “¿Haiga sido como haiga sido?”, pues sí, parece que esa es la consigna: cuidar a la esposa de Felipe Calderón.

¡Ah! ¿Pero y qué creen? El PRI y Morena ya pugnan porque se les dé el registro a los tres.

¿Así o más turbio?

Aquí se queda… ¡aquí entre nos!


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