Ciudad de México.- Una de las tradiciones que perdura entre los mexicanos hoy en día es la de vestir al niño Jesús y llevarlo a bendecir en este día de la Candelaria pero, ¿de dónde surge esa tradición?
Y es que, tradicionalmente, se acostumbraba que quien sacara el niño en la Rosca de Reyes, además de pagar los tamales debería vestir al Niño Dios. Pero veamos qué nos dice la historia, informó Milenio.
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Aunque es una tradición que poco a poco se desvanece —al menos en las grandes ciudades—, antiguamente los Niños Dios “nacían” en Navidad, después eran arrullados con una canción de cuna que, entre otras cosas, dice “Esos tus ojitos ya los vas cerrando, pero estás mirando todos mis delitos”, y al final eran depositados en el Nacimiento.
Tras desmontar el Belén el 2 de febrero, Día de la Candelaria, los Niños Dios eran vestidos a semejanza de un santo, de una de las representaciones de Jesús de adulto o de niño —por ejemplo, de Santo Niño de Atocha—, o simplemente con un ropón blanco, y se llevaban a la iglesia a bendecir.
Muchas veces, estos mismos Niños Dios permanecen en una silla o en algún sitio especial, a la espera de una nuevo ciclo. Pues bien, esta tradición tiene su origen en el fin de la cuarentena de la Virgen María tras el nacimiento de Jesús.
Según el doctor Alberto Peralta de Legarreta, académico e investigador de la Universidad Anáhuac México, todos esos rituales están ligados a tradiciones prehispánicas y cristianas, traídas a México por los españoles tras la Conquista. Y de hecho, el culto al Niño Jesús fue propagado por Santa Teresa de Jesús y su orden, y tuvo gran aceptación en nuestro país y en la Ciudad de México.
Santa Teresa de Jesús (1515-1582)
“Jesús fue introducido por los evangelizadores por medio de un simbolismo luminoso solar, con el que incluso llegó a ser equiparado con Huitzilopochtli”, explica Peralta de Legarreta.
“De acuerdo con Fray Bernardino de Sahagún, el día 2 de febrero era el día en que comenzaba el calendario solar de los habitantes de Tenochtitlan. Esto, aunado al simbolismo solar de Jesús, nos habla de un Sol ‘niño’ que nace y da inicio a la petición de buenas cosechas”, nos dice el académico de la Anáhuac.
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“La primera vez que alguien viste a su Niño Jesús —continúa Peralta de Legarreta— debe hacerlo de color blanco para con ello emular la luz, la claridad de juicio de Dios y la verdad”. Y ampliando la explicación, Peralta nos aclara que los tamales que hoy se comparten durante el Día de la Candelaria son el recuerdo de esas ofrendas que hacían los indios en las postrimerías de su ciclo anual agrícola.
A modo de conclusión, el investigador añadió que, durante casi todo el mes de diciembre y hasta el Día de la Candelaria, es común en la Ciudad de México ver rótulos que dicen “Se visten Niños Dios”. De modo que, aunque en vías de desaparición, se trata de una tradición que sigue vigente.