California, EU.- Muchos tenemos la certeza de que Foucault fue uno de los filósofos e historiadores más influyentes de la segunda mitad del siglo XX. Su colega y compatriota, Pierre Bourdieu, resumió así su brillante rol: “una larga exploración de transgresión, de ir más allá de los límites sociales, siempre e inseparablemente ligado al conocimiento y al poder”. Pero lo que la mayoría ignora es que en su ávida exploración, Foucault también accedió a experiencias psicoactivas por medio de sustancias. Y en esta faceta de su vida, destaca un viaje de LSD que tuvo en California.
Este suceso, al cual Foucault se refirió como “una experiencia límite”, y que incluso calificó como “la mejor experiencia de mi vida”, ocurrió en 1975 cuando el francés impartía clases en la Universidad de Berkeley. Otro profesor, Simeon Wade, confesó que quería hacer un experimento: “Quería ver cómo reaccionaba una de las más grandes mentes de la historia a una experiencia que jamás había vivido”.
Buena parte de la sesión la dedicaron a observar el tránsito de Venus en el cielo.
Fuimos a Zabriskie Point a ver la aparición de Venus. Michael colocó bocinas a nuestro alrededor, ya que estábamos solos, y escuchamos a Elisabeth Schwarzkopf cantar Las cuatro últimas canciones, de Richard Strauss. Vi a Foucault derramar lágrimas […] Estuvimos ahí como 10 horas.
Según Wade, el viaje de ácido en el desierto cambió para siempre a Foucault. Meses después recibió una carta donde le decía que “le había cambiado profundamente la vida y la obra”. Como si, a través del LSD, Foucault hubiera logrado consumar algo a lo cual había apostado durante décadas de lúcidos cuestionamientos filosóficos: transgredir la identidad impuesta por la sociedad.
Fuente: http://pijamasurf.com
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