Ciudad de México.- “Escuchamos un crujido. Luego se vio la nube de humo. Una vecina grito que se había caído el Colegio. Enseguida fuimos a ayudar. Tuvimos que tumbar la puerta. En cuestión de segundos llegaron escaleras, seguetas, todo tipo de herramientas que vecinos trajeron para ayudar. Un fuerte olor a gas impregnaba el ambiente; un vecino se subió a cerrar la llave. Instantes después salieron profesoras heridas, llenas de polvo, tratando de controlar la situación con los niños sobrevivientes. Sacamos unos 40 o 50 alumnos. Hasta las 2:00 de la tarde que me fui no había visto más que dos ambulancias y una patrulla”.
Así vivió Miguel Ángel, uno de los primeras personas en llegar al Colegio Rébsamen, la tragedia que dejó el sismo del 19 de septiembre en uno de los lugares que mayor atención mediática ha obtenido tras el movimiento telúrico de 7.1 grados en escala de Richter.
Los voluntarios se organizaron en cuestión de segundos, tras unos minutos ya había docenas, cientos ayudando a sacar a los menores del área de Secundaria, las autoridades tardaron en llegar dada la magnitud del siniestro, pero a juicio de Miguel Ángel, las cosas funcionaban mejor antes de que ellos llegaran.
“Algo que no cambió en este sismo y el del 85 que me tocó vivir, es que la solidaridad del pueblo no ha cambiado. No permitamos que las autoridades metan maquinaria pesada para rascar porque pueden dañar a alguien que siga con vida.
“Sigamos en esta línea de solidaridad entre el pueblo mexicano porque las autoridades nada más se dan sus baños de pueblo y no hacen nada. Hay que confiar en la ciudadanía, lo he visto; los policías vienen muy prepotentes, no nos dejan entrar. Estamos ayudando no cometiendo actos vandálicos. Y no nada más aquí, en el centro o el oriente donde hay edificios caídos”.
Miguel Ángel (Mancera) ha convertido su fonda en una suerte de sala de prensa además de que todo el día se preparan alimentos para los voluntarios, las autoridades, los reporteros y camarógrafos que se encuentran pendientes de alguna noticia sobre los posibles sobrevivientes. También permite la utilización de su baño y en el frente mantiene una mesa con botellas de agua. No permite la toma de imágenes de su persona porque considera reprobable el protagonismo en este tipo de situaciones.
Agregó que pese a brindar a apoyo incluso a las autoridades, una de ellas se portó prepotente con él a la hora de solicitarles agua para el baño, situación que no se limita a él, afirma, también alcanza a los voluntarios y los medios de información. Como medio de comunicación pudimos constatar que empresas como Televisa o TV Azteca tienen preferencia para acceder a la escuela a la que este y muchos medios, incluso internacionales, no han tenido acceso siquiera a una imagen de la fachada.
“Y los policías en vez de estar cruzados de brazos y haciendo vallas, ¿por qué no van y sacan piedras, sacan escombros? No es necesario que nos reten, es un despliegue de fuerza innecesario. El Ejército está actuando de la misma manera. Sí nosotros nos unimos, les decimos ya basta, porque son autoridades muy prepotentes, tanto del DF como federal, fui a pedir agua para los baños y muy groseros, se sienten dueños de la calle”.
“Y se los digo abiertamente: Ya basta de que nuestros gobernantes manden a gente del mismo pueblo a que nos reten, sí nosotros estamos haciendo una labor que les corresponde a ellos. Divide y vencerás, dice el dicho, y eso es lo que hace el Gobierno”.