Medellín, Colombia.- No hubo víctimas mortales, pero el gigantesco incendio que azotó al barrio Moravia, improvisado en una montaña del norte de Medellín, dejó sin techo a cientos de familias. Según datos oficiales, más de mil personas de 471 familias quedaron sin casa. Más de diez afectados fueron atendidos por pequeñas lesiones e inhalación de humo.

“El fuego se extendió muy rápido, como si hubieran echado gasolina y no salvé casi nada del hogar, pero muchos vecinos no pudieron sacar ni las mascotas”, relató al diario local El Colombiano José Manuel, de 60 años. “¿Por qué la desgracia cae sobre los pobres?”, se preguntaba, según relata el mismo diario, Andrés Mauricio Rodríguez, padre de dos niñas y vendedor ambulante. Lo único que logró sacar de su vivienda antes de que el fuego la devorara fue una camiseta, un pantalón y un par de zapatos.

El incendio, que empezó en la mañana del viernes, se propagó rápidamente porque la mayoría de casas estaban construidas en madera y material inflamable. Según el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, el fuego comenzó en la parte baja de la barriada y aunque se movilizaron once máquinas de bomberos y más de 70 hombres, no se logró controlar de forma oportuna. Este sábado, las autoridades declararon calamidad pública en la ciudad.

Hasta ahora, se habla de un cortocircuito como la causa de la deflagración que acabó con cientos de casas construidas de forma artesanal, con conexiones eléctricas hechas por sus habitantes, que permanecen en un albergue temporal acondicionado en una escuela. La mayoría son recicladores, vendedores ambulantes y desplazados, que han encontrado en esa montaña de la capital antioqueña el único lugar para vivir.

“El agua se acabó muy rápido y el incendio cogió mucha fuerza porque las casas eran de madera. En un abrir y cerrar de ojos no había control”, contó un testigo a la agencia EFE. A su voz se unió la de Oriol Arango, otro de los damnificados. Según su testimonio hace diez años en esa misma montaña 220 familias perdieron sus viviendas cuando una vela provocó una tragedia, en la que murió un niño de cinco años. “Esto se va a llamar El Quemado para siempre. Son dos los incendios de los que he sido víctima”, aseguró aferrado a una cama, lo único que logró rescatar de su vivienda, una de las primeras en ser consumida por las llamas.

Fuente: El País

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