Ciudad de México.- La banda presidencial que portó Benito Juárez, el objeto más valioso que se expone en el Recinto Homenaje al Benemérito de las Américas, en Palacio Nacional, fue retirada de su vitrina de exhibición para ser restaurada.

En el 60 aniversario de este espacio, inaugurado el 18 de julio de 1957, Carlos Mújica Suárez, subdirector del recinto, dice a MILENIO que esta joya textil es diferente a las que en las últimas décadas han portado los presidentes de México, debido a que no lleva el escudo nacional.

“Con el paso de tiempo los colores de la banda presidencial de Juárez han perdido intensidad, pero eso no significa que en el proceso de restauración los colores le serán restituidos, porque eso iría en contra de los preceptos internacionales. La intervención se limita solo a lograr la estabilidad de la tela”, añadió.

La banda, que cuenta con un rosetón, fue retirada de la exposición por el bicentenario de la Constitución de 1857 y de los 150 años del restablecimiento de la República, tras el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo. Se volverá a exhibir en octubre, y también se realizará una réplica de ella, la pieza más valiosa del recinto.

Al entrar en este recinto, integrado por el salón familiar, el gabinete y la recámara donde murió Juárez, el público puede observar la colección de objetos históricos y de piezas donadas por la familia.

Los visitantes llegan a la habitación donde falleció el prócer, según consta en una placa elaborada en mármol y develada por Porfirio Díaz en 1887: “En esta habitación murió el presidente Benito Juárez, el 18 de julio de 1872, a las 23:30”, explica José Ramón San Cristóbal Larrea, director general de Promoción Cultural y Acervo Patrimonial de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

El recinto a Juárez, creado por decreto presidencial de Adolfo Ruiz Cortines, recrea el espacio donde transcurrió la vida íntima del prócer. En una de las vitrinas se exhibe la máscara mortuoria de Juárez, vaciada en bronce, de 24 por 18.5 centímetros, y a su lado un pequeño estuche de madera con marquetería que contiene la llave de su féretro, que descansa en el panteón de San Fernando.

“La inauguración del recinto a Juárez tuvo varios propósitos: el primero fue la conmemoración del centenario de la promulgación de la Constitución de 1857, que sucedió en Palacio Nacional, y, segundo, crear este espacio con objetos y documentos donados por la familia Juárez. Este lugar cuenta con una biblioteca que habla de la historia del presidente y del liberalismo, y es visitado por alrededor de 120 mil personas al año”, destaca San Cristóbal.

También se conmemoran los 145 años del aniversario luctuoso del presidente Juárez, quien promulgó las Leyes de Reforma.

El personaje poco conocido

Estamos acostumbrados a mirar a Benito Juárez en un pedestal, a mirarlo en los billetes y en los libros de texto con su rostro serio y adusto; sin embargo, el recinto ha pretendido mostrarlo como un hombre con una vida íntima pero también con una trayectoria trashumante en su resistencia contra los franceses y en contra del imperio de Maximiliano.

Por eso, explica Mújica Suárez, se exhibe la invitación para su cumpleaños, organizada por el gobernador de Chihuahua, donde se dice que Juárez terminó bailando.

Juárez era apasionado al juego de naipes, una afición que adquirió durante su exilio en Nueva Orleans y que fue uno de los vicios ocultos del Benemérito de las Américas; por esa razón en el fecinto hay una silla muy particular: la del mirón.

Este mueble, detalla San Cristóbal, ocupa un lugar muy importante en la recreación de la sala de estar. Llama mucho la atención porque en él se sentaba el presidente Juárez y lo hacía al revés: ponía los brazos en el respaldo del mueble, con el fin de ver el juego de cartas. Cuando la gente llega y ve esta pieza, se emociona y le saca fotos, porque es algo anecdótico del presidente Juárez, a quien también le gustaban las tertulias, la música y la convivencia en familia y con sus amigos. Es una forma de mostrar la parte amable del héroe nacional.

El Palacio Nacional puede ser visitado de martes a domingo de 10:00 a 17:00.

Fuente: Milenio

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