Madrid, España.- El Real Madrid pisa Cardiff con hambre de lobo, sin importarle lo ganado, cómodo en el escenario más alto del fútbol europeo. El desafío excita al rey del torneo, con dos objetivos a la vista, dos deseos que no son obsesiones, sino retos: ganar el doblete por primera vez desde 1958 en el club y ser el primer equipo que repite título en la Champions. Cosa grande.

”Tenemos una cita con la historia, con nosotros mismos. Hay que olvidarse del palmarés. Hay que jugar como si fuese el primer título para todos”, ha dicho Sergio Ramos en la rueda de prensa previa a la final ante la Juventus. No faltó el capitán, como en Lisboa y Milán, tradición la suya de salir a poner voz a vestuario que mezcla la calma de la experiencia con la emoción de poder convertirse en un equipo de época. Ganar tres Copas de Europa en cuatro años así lo confirmaría.

Él cambió el destino en aquel córner de Da Luz, abriendo una etapa fecunda para el club. La capital galesa es el último destino de un conjunto que está haciendo honor al escudo que porta en el pecho. ”Oportunidad de reivindicarnos como equipo sólido. Un plus más en un grandísimo estadio. Estamos concentrados para cometer los mínimos errores posibles”, ha repasado el defensa, que guarda hueco en la piel para un nuevo tatuaje en el caso de poder levantar su segunda Champions como capitán blanco.

Ni Ramos ni Marcelo quisieron responder a los pellizcos de Dani Alves. Ni caso hicieron al histriónico lateral. Ellos prefirieron repartir flores a su entrenador, figura esencial en este renacer madridista. ”Llegó a un vestuario difícil y complicado. Y estamos orgullosos de su trabajo. Es la pieza clave del barco”, le dedicó su capitán. Marcelo fue también elogioso: ”Llegó sin hacer ruido. Ahí están los números. Él ya sabe lo que pensamos de él”.

Los descartes, lo más difícil para ZZ

El francés quiere recalcar el esfuerzo de los suyos. ”Estamos preparados. Trabajamos mucho para llegar a esta final. Estamos en un momento muy bueno. Muy merecida esta final”.

También dejó quizá la mejor cualidad de su Madrid. ”Sabemos vivir bajo la presión. Lo sabía como jugador y también ahora como entrenador. Incluso vosotros como periodistas lo sabéis”, nos recordó. Y todos asentimos con la cabeza.

Por último recordó la misión que más dolores de cabeza le causa, decir a un puñado de jugadores que no estarán ni en la convocatoria: ”Los descartes son lo más difícil para mí, aunque por suerte van a poder estar en el banquillo”, dijo sobre la novedad permitida por la UEFA, al permitir a todos, convocados o no, seguir el partido en la banda.

ElMundo.es

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