FOTO: Proceso

En los comicios federales de 2012, cuando ya se perfilaba la caída de la candidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, al tercer lugar, otros panistas que hacían campaña a nivel local y al Congreso de la Unión, prefirieron alejarse de la ex secretaria de Educación Pública. La veían como “una carga” y así lo decían.

Desangelada aquella campaña desde el arranque, de tumbo en tumbo y evidentemente distanciada del grupo del entonces presidente Felipe Calderón, la autora de ‘Dios mío, hazme viuda por favor’ se convirtió en objeto del escarnio entre sus correligionarios.

“Si no da, que tampoco me quite”…

“Voy a poner mi publicidad al lado de la de Peña”, el entonces muy popular candidato del PRI… Y ya cuando se cerraba el proceso:

“Ojalá no se le ocurra programar un cierre (de campaña) aquí”. Se escuchaban los lamentos en el blanquiazul.

No faltaron quienes perdiendo le achacaron la “culpa de la derrota” a Josefina.

Todo esto viene a la memoria, porque los panistas, otra vez, están sufriendo —y en serio— con la estrepitosa caída de la también ex secretaria de Desarrollo Social, ahora como aspirante al gobierno del Estado de México.

“No se sufre con ella… Se le padece”, comentan los más acérrimos críticos de Vázquez Mota dentro de su partido.

Y es que por más que quieren ser optimistas, las encuestas que se publican son como cubetadas de agua helada: el cuarto lugar en el
Edomex lo están viendo muy cerca. Casi irremediable.

¡Ah! Y la carnicería interna que se espera luego del 4 de junio será a “navajazo limpio”, auguran ellos mismos. Ya se escuchan los tambores de guerra.

¿Josefina? Volvió a ser una piedra muy pesada. Tanto que ya no da ni para declinar… No falta la mordacidad. “Es un pan duro, difícil de tragar”.

El enfurecimiento de AMLO: arma de doble filo

Aunque por razones y circunstancias distintas, otros enfurecidos en las campañas del vecino Edomex, son los morenistas.

El rotundo y muy bien argumentado “no” del candidato del PRD, Juan Zepeda, a declinar en favor de la Delfina Gómez, hizo enojar tanto a Andrés Manuel López Obrador, que al endurecer su discurso y “adornarlo” con un rosario de insultos, descalificaciones y amenazas contra los perredistas, podría mermar la buena marcha que su candidata llevaba.

Más aún, porque el atacado Zepeda se ha erigido como un muy buen candidato y prácticamente todas los sondeos le otorgan un muy competitivo 20 por ciento en la intención del voto. Bien sabe AMLO que todo lo que Zepeda pueda crecer en los siete días que quedan de campaña, se le resta a Delfina.

Además, ese mensaje cargado de denuestos y ataques es un arma de doble filo.

¿Tanto spot, tantos videos plagados de agravios realmente llaman y concentran el llamado voto antisistema? ¿Y la propuesta, dónde está?

¡Quien sabe! Pero podemos estar en la antesala de lo que todavía para muchos parece difícil: el triunfo del muy grisesito Alfredo del Mazo.

Si así ocurre, todos habrán puesto su granito de arena.

Aquí se queda… ¡Aquí entre nos!


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