Académicos ‘de cubículo’ poco abonan a la transformación social: Investigador UNAM

Juan Antonio Magallán

Morelia, Michoacán.- Los investigadores de las Ciencias Sociales y de la academia en general deberían tener un acercamiento fundamental con los movimientos sociales, sin embargo, los doctos con múltiples grados académicas son renuentes a sumarse a las luchas, prefieren quedarse en el cubículo, opinó Orlando Aragón Andrade, profesor de tiempo completo de la Escuela Nacional de Estudios Superiores, Campus Morelia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista, el integrante del Colectivo Emancipaciones (que asesora legalmente a comuneros de Cherán, Ostula y Pichátaro) refirió que los abogados que han apoyado a la emancipación de comunidades indígenas están constantemente expuestos y se ganan enemigos, no obstante criticó que “la academia de cubículo” poco abona a crear verdaderas transformaciones sociales.

“Es fundamental el acercamiento de la academia con movimientos sociales, pero muchos colegas son renuentes a todo eso; estar en cubículo la verdad es la forma más cómoda de vivir en la academia, porque apoyando a los movimientos te expones mucho y ganas muchos enemigos”, dijo.

El doctor en Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) señaló que es satisfactorio apoyar a los cambios de dinámicas en pueblos michoacanos que han llevado a nuevas formas de participación ciudadana.

“Como colectivo mucha gente no nos quiere, pero es una satisfacción ayudar a la gente con lo que uno hace en la universidad. Cherán fue nuestra prueba de fuego. Siempre hay demandas de violaciones de derechos de las comunidades indígenas; mientras se pueda, seguiremos haciéndolo”, abundó.

Orlando Aragón es licenciado en derecho y maestro en Historia de México por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Tiene un doctorado en Ciencias Antropológicas de la UAM – Iztapalapa. Ha realizado estancias de investigación en el Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra (Portugal) y en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires (Argentina).