Digamos que a pesar de Donald Trump, sus enviados a México se encargaron de poner un poco de cordura a tanta insensatez declarativa que se venía escuchando desde Washington.

El magnate, eso sí, poco ayudó. Se emprenderán “operaciones militares” contra indocumentados y cárteles de las drogas, dijo ayer el jefe de la Casa Blanca a empresarios manufactureros de su país. Se temió lo peor y se hizo pensar que naufragarían las reuniones de trabajo que en México tenían lugar entre los titulares de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, y de Hacienda, José Antonio Meade, con los secretarios de Estado, Rex Tillerson, y de Seguridad Interna, John Kelly.

Pero los dislates, las provocaciones de Trump, esta vez pronto fueron ‘congeladas’ por sus propios colaboradores en la conferencia de prensa que ofrecieron luego de la reunión con sus pares mexicanos.

Tocó al general Kelly la primera aclaración: “no se utilizará la fuerza militar en las deportaciones” de inmigrantes indocumentados; además, enfatizó, “no serán masivas”, y si en cambio, se harán de manera “ordenada, legal y respetando los derechos humanos”.

Más tarde desde la Casa Blanca, el vocero Sean Spicer matizó las declaraciones de su jefe. La expresión que utilizó ante ejecutivos industriales no significa que se vaya a utilizar a las fuerzas armadas para contener la migración; “el presidente usó eso (las palabras operaciones militares) como un adjetivo, en referencia a que están ocurriendo (las deportaciones) de una manera muy, muy claras”, explicó Spicer.

¿Señales de distensión? Difícil creerlo y ponerlo así en la balanza de los resultados de este primer encuentro de alto nivel. Si, lo decíamos al principio, un poco de cordura entre tanta insensatez y amenazas.

Creer que a estas alturas y cuando apenas lleva un mes en la Casa Blanca, Trump cambiará su visión sobre el fenómeno migratorio y su promesa de deportar a los “odiados y peligrosos indocumentados”, sería una ingenuidad.

Además, a final de cuentas, fuera de los discursos de la conferencia de prensa conjunta -acordados siempre- poco se sabe de lo que realmente se platicó en la larga conversación privada entre los funcionarios de ambos países.

Mucho menos se conocen los términos y condiciones de la conversación de 40 minutos que Enrique Peña Nieto tuvo con Kelly y Tillerson.

Quedémonos por ahora con lo que dijo Videgaray: el camino para abordar la agenda bilateral “será largo y nada sencillo”.

Muy difícil, pues. Y lleno de trampas.

Lo leyó usted en primeraplananoticias.mx


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