La visita con carácter oficial a México del secretario de Estado del gobierno de Donald Trump, Rex Tillerson, y de su encargado de Seguridad Interna, el general John Kelly, definirán el futuro inmediato de la relación Los Pinos-Casa Blanca, y por supuesto tendremos más noticias malas -es la percepción generalizada-, del endurecimiento de la política migratoria de Washington.

El arribo de las funcionarios estadounidenses ocurre apenas tres días después de que se confirmaran las medidas y acciones de persecución y criminalizacion que la administración Trump tiene previstas para detener y deportar a los indocumentados mexicanos, así como su plan de expulsar a nuestro país a los ciudadanos -sobre todo centroamericanos- que ilegalmente llegaron a Estados Unidos vía nuestro territorio.

Ante las nuevas amenazas -firmadas en memorándum ejecutivo por el visitante Kelly-, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto queda, otra vez, contra la pared. Su silencio lo delata y las visiones que ofreció el lunes en sendos encuentros que tuvo con periodistas y analistas en la residencia oficial lo hacen ver como un mandatario sin propuestas, sujeto a lo que el destino depare, según lo que ha trascendido de esas platicas con comunicadores de diarios y cadenas televisivas nacionales.

Para colmo, los enviados de Trump traen en sus carpetas información “precisa” sobre el crecimiento y expansión de los cárteles mexicanos que dominan el tráfico de estupefacientes y de armas en la franja fronteriza; seguro es que en la reunión privada que tendrán con Peña, echarán en cara el fracaso de la estrategia mexicana para contrarrestar el poder de fuego, económico y corruptor de las organizaciones criminales.

Peña y su gabinete son endebles a esos señalamientos, más cuando se reconocen oficialmente cerca de 82 mil ejecuciones en lo que va de su sexenio y al pasado mes de enero como el más violento de los últimos 10 años, con mil 387 asesinatos en el país.

Y hasta donde se sabe, además de la revisión de las políticas migratorias, Tillerson y Kelly traen la encomienda de convencer al presidente de México de la conveniencia de reforzar la asistencia y actuación de las agencias estadounidenses en el combate al narcotrafico, incluso en territorio mexicano. Por lo demás, para los estrategas del trumpismo, migración e inseguridad son temas ligados y buscarán presionar al mexiquense por esa ruta, conocedores de las debilidades peñistas.

Sobre estos temas, anoche mismo conversaron en la residencia de la embajada de Estados Unidos en México, Kelly y Tillerson con el canciller Luis Videgaray, y los secretarios de la Defensa, general Salvador Cienfuegos, y de la Marina, almirante Francisco Vidal Soberón.

Que no se descarte, pues, que hoy mismo -al más puro estilo Trump- haya noticias… Inciertas, difíciles para el futuro del país.

Lo leyó usted en primeraplananoticias.mx


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