Madrid, España.- Luego de varios meses de investigación, Samsung asegura haber descubierto la causa de los problemas del Galaxy Note 7.
El teléfono, uno de los lanzamientos más importantes de la compañía, fue retirado del mercado el pasado mes de octubre, pocas semanas después de su comercialización, tras registrarse varios casos de explosiones durante el proceso de carga.
De acuerdo con la publicación de El Mundo, la razón, según ha descubierto la empresa, está en dos errores diferentes en las baterías procedentes de los dos proveedores escogidos, uno de ellos, la propia división de semiconductores de la compañía.
En el primer caso un fallo en el cálculo de las dimensiones de la batería habría contribuido a deformar una de las esquinas superiores. Esta deformación producía en ocasiones una ruptura de la lámina encargada de separar los electrodos negativos y positivos de la batería, creando un cortocircuito en algunas de las celdas. El aumento de la temperatura resultante propiciaba un efecto en cascada cuyo resultado era la deflagración de la batería.
En el segundo caso, el responsable ha sido un defecto en el sistema de soldadura ultrasónica de los componentes, un error de fabricación que se podría haber producido como consecuencia del primero. Tras detectar los problemas en las primeras baterías, Samsung inició un programa de recogida y cambio de los terminales afectados y pidió un aumento en la producción de su segundo proveedor para poder hacer frente a la demanda. La necesidad de fabricar más baterías en poco tiempo habría afectado a la calidad de las mismas o los procesos de inspección en las fabricas del proveedor.
Samsung ha llegado a estas conclusiones tras una extensa investigación en la que han participado 700 ingenieros y en la que se han usado más de 200.000 dispositivos y 30.000 baterías adicionales. Estos teléfonos se han sometido a diferentes ciclos de carga con condiciones variables.
Samsung ha utilizado tres compañías independientes, Exponent, Tüvrheinland y UL, para verificar los resultados y descubrir dónde pudo estar la causa del problema. De acuerdo a Tüvrheinland tanto la electrónica de los teléfonos como el proceso de ensamblaje y el transporte de los componentes se ha realizado de forma correcta y no han contribuido a los fallos.
“Estos fallos se produjeron en parte por las especificaciones y demandas que nosotros exigimos a los proveedores. El Note 7 equipaba una batería del mismo tamaño que anteriores modelos pero con más capacidad de carga y necesitaba de nuevos procesos de fabricación y ensamblaje. Por ello, nos consideramos responsables del fallo producido”, ha asegurado DJ Koh, presidente de Samsung Mobile durante una rueda de prensa en la que ha explicado el proceso seguido durante la investigación. Koh comenzó su intervención disculpándose ante “clientes, operadoras y proveedores afectados por este fallo”.
La compañía ha creado un comité de seguridad para baterías que a partir de ahora asesorará y certificará los componentes y que está formado por varios investigadores e ingenieros de todo el mundo. Ha creado también nuevas guías para el diseño, fabricación y prueba de sus productos que ayudarán a evitar futuros incidentes similares.
Según Samsung, el 96% de los Galaxy Note 7 vendidos han sido devueltos ya a la compañía. Operadoras de todo el mundo han deshabitado los restantes de forma remota, introduciendo parches que limitan de forma agresiva el proceso de carga de la batería o que inhabilitan el servicio por completo. Varios reguladores aéreos han acordado recientemente también poner fin a los avisos sobre el dispositivo al comienzo de los vuelos.
Para Samsung recuperar la confianza de los consumidores se ha convertido en una prioridad. Se espera que la compañía presente en las próximas semanas el Galaxy S8, uno de sus móviles estrella de este 2017, y el lanzamiento corría el riesgo de quedar empañado por los problemas del modelo Note 7.