Washington, EU.– El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump refuerza el vínculo con un gigante internacional y amenaza a otro: dijo estar dispuesto a eliminar las sanciones que pesan sobre Rusia y, por otra parte, afirmó que no tiene intención de comprometerse con la política que el país ha mantenidos por décadas con China.

En una entrevista con The Wall Street Journal, el magnate –que asumirá el próximo viernes como el 45° presidente de Estados Unidos– se preguntó:

“Si te llevás bien con Rusia y si realmente nos están ayudando, ¿por qué mantener las sanciones si están haciendo cosas realmente buenas?”, dijo en relación a la política antiterrorista y otros objetivos comunes.

Además aclaró que mantendrá intactas “al menos por un tiempo” las penalizaciones impuestas por Barack Obama a Moscú por los hackeos auspiciados por funcionarios rusos a mails de altas autoridades demócratas durante las elecciones, para supuestamente beneficiar el triunfo del republicano en las elecciones del 8 de noviembre. Luego de recibir un informe del FBI y la CIA sobre el tema, Obama ordenó expulsar a 35 diplomáticos rusos y cerrar dos instalaciones de ese país por espionaje publica este domingo El Clarín.

Trump, sin embargo, no hizo mención a otras sanciones que pesan sobre Rusia, que son las que el Senado le impuso a Moscú en 2014 por la anexión de la península de Crimea y sus políticas desestabilizadoras en Ucrania. Durante la campaña, el republicano había sugerido que podría levantarlas y había puesto en duda si Estados Unidos debería defender a los países bálticos en caso de una invasión rusa.

Sin embargo es incierto saber qué pasará, ya que esta semana los nominados por el presidente para las secretarias de Estado y Defensa advirtieron en sus sesiones confirmatorias en el Senado que consideraban a Rusia un peligro y que avalaban las sanciones.

Además, Trump manifestó en la entrevista que está dispuesto a reunirse con el presidente ruso Vladimir Putin tras tomar posesión de la Casa Blanca.

“Entiendo que a ellos les gustaría un encuentro. Es absolutamente correcto”, dijo. El jefe del Kremlin ha elogiado varias veces al presidente electo y seguramente acelerará una cumbre con el nuevo mandatario lo antes posible.

Esta semana el presidente electo se vio envuelto en una tormenta por la supuesta información en manos de Rusia que lo comprometería. Fue desencadenada por el anexo de un informe entregado por las agencias de inteligencia al presidente Barack Obama, a Trump y a los líderes republicanos y demócratas del Congreso.

En el reporte no verificado que fue publicado con detalles por el sitio BuzzFeed y retomado por medios estadounidenses, se denuncian contactos entre miembros del equipo de Trump con funcionarios rusos y también cuestiones privadas:

“Actos sexuales perversos”, de los que habría sido protagonista el magnate como unas prostitutas en Moscú, que incluyen una práctica conocida con orina conocida como “lluvia dorada”.

En otra situación embarazosa para Trump, también trascendió que Michael Flyyn, su futuro asesor de seguridad nacional, mantuvo hasta cinco conversaciones telefónicas con el embajador ruso en Washington justo antes y después de que la Casa Blanca impusiera las sanciones a Moscú.

Los diálogos entre Flyyn y el embajador Sergei Kislyak sucedieron el 29 de diciembre, justo luego de que la embajada fuera advertida de las penalidades y el anuncio de Putin de que no tomaría represalias. Se especula entonces que Flynn pudo haber intercedido para aplacar el malestar del embajador para evitar una contraofensiva de Moscú. En ese caso, podría haber violado una ley de 1799 que impide a ciudadanos estadounidenses negociar sin autorización con gobiernos extranjeros con los que se mantiene una disputa.

Mientras buscaba afianzar el vínculo con Rusia, en la entrevista Trump fue duro con China. Afirmó que no tiene intención de comprometerse en la política de “una sola China” mientras no vea progresos de parte de Pekín en materia de cambio y prácticas comerciales.

Cuando se le preguntó si estaba a favor de la política de “una sola China” respecto de Taiwan, Trump respondió:

“Todo está bajo negociación, incluso “una sola China””.

China considera a Taiwán como una provincia propia, aunque en 1949 allí se haya asentado un gobierno nacionalista. La política de Washington fue evitar el reconocimiento diplomático del gobierno taiwanés y así poder restablecer relaciones con China en 1979. Cualquier movimiento destinado a eliminar esa política ha causado alarma en Beijing. Ya había provocado un terremoto con Beijing cuando atendió un llamado de felicitaciones de la presidenta taiwanesa a días de haber ganado las elecciones.

Ayer mismo el gobierno chino ya reaccionó en la web de la cancillería:

“Hay una sola china en el mundo, y Taiwán es parte inalienable de China”, señalaron.

En el pasado, Trump se ha manifestado disgustado con China porque lo acusa de “manipular” su moneda y busca presionarlo con la controversia de Taiwán para que la revalúe. A la vez amenaza con imponerles aranceles de 46% a los productos que llegan de ese país a suelo estadounidense para equilibrar la balanza comercial.

Sin embargo, le da un gran alivio al patear el Tratado Transpacífico –que terminará sin ser aprobado en el Senado– y que excluía a China de una gran zona de libre comercio entre varios países asiáticos y americanos.

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