Ciudad de México.- La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) calificó de “desproporcionado” que toda la carga de los nuevos precios de las gasolinas se traslade al consumidor final, afectando su economía, y que no haya voluntad para revisar esquemas de reducción de cargas fiscales.

En un comunicado, el organismo empresarial que preside Gustavo A. de Hoyos Walther manifestó su preocupación por el impacto inflacionario que pueda generarse con el aumento a los combustibles, indicó Milenio.

Señala que si bien el mercado de precios abiertos es adecuado porque permite que la participación de más actores fije el precio final de acuerdo a la libre competencia, en México el componente de impuestos que tienen los precios de gasolinas y diésel es muy elevado, más de 40 por ciento.

Por ello hizo un llamado al Congreso de la Unión para la revisión y ajustes pertinentes a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), con el fin de aminorar las afectaciones y evitar su impacto directo a la economía de los consumidores finales.

Coparmex también insistió en la revisión de los porcentajes considerados en la fórmula para la determinación de los precios, demandando ajustes a la baja en los impuestos respectivos.

La organización patronal reiteró que está de acuerdo en impulsar la libre competencia y en la implementación de la reforma energética para establecer un mercado abierto donde más jugadores participen, y consideró además que los subsidios a las gasolinas, como hasta ahora se ha hecho, son inviables y regresivos.

Señaló que Pemex no puede seguir absorbiendo las pérdidas por las transacciones de compra-venta de gasolina, en especial la importada, que ascienden a más de 50 mil millones de pesos anuales, ya que no cuenta con la capacidad técnica ni financiera para mantenerse como el proveedor único de los combustibles.

Otro punto que preocupa a la Coparmex es el aumento de las importaciones de gasolinas y diésel de los últimos años ya que, dijo, están por arriba de 60 por ciento del consumo nacional; lo anterior, explicó el organismo empresarial, es por la “limitada e ineficiente infraestructura de refinación que tiene el país, que cada año disminuye y hoy opera por debajo de 60 por ciento de su capacidad, debido a su obsolescencia y falta de mantenimiento o reconfiguración”.

De acuerdo con sus cálculos, si se logra subir su eficiencia arriba de 90 por ciento (promedio de las refinerías del Golfo en Estados Unidos), México dejará de importar petrolíferos equivalentes a 500 millones de dólares mensuales, que al año representarán ahorros por 6 mil millones de dólares, aproximadamente 126 mil millones de pesos, reduciendo la salida de divisas y generando más empleo y derrama económica en el país.

Por ello urgió a acelerar la actualización de la infraestructura de refinación, así como la rápida apertura al sector privado para almacenamiento y transporte de gasolinas y diésel, y empezar a producir lo que se importa y transportarlo a costos más competitivos.

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