¿Cuál será el futuro de Cuba?, muchos nos preguntamos y los estudiosos de la economía y de la historia hacen sus análisis. Está bien. Pero creemos que la pregunta debería ser más precisa: ¿Cuál será el destino de América Latina? Inevitablemente, la región entrará en convulsión económica en el corto plazo y los obligados cambios políticos que seguirán, seguramente nos llevarán a la construcción y aparición de nuevos liderazgos y a un nuevo orden en la relación de los gobiernos.
Anoche, en el cuarto día de luto oficial por la muerte del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, se dieron cita en La Habana presidentes, jefes de Estado y representantes diplomáticos de países de todo el orbe. Fue la noche de los homenajes al más destacado sobreviviente y protagonista de lo que fue el periodo de la llamada Guerra Fría.
Poco o nada que destacar de los mensajes; los asistentes cumplieron y punto. Los presidentes de la izquierda latinoamericana, la verdad, muy pobres, impostados, poco creíbles, nada que ofrecer. Rafael Correa, de Ecuador, Evo Morales, de Bolivia; Nicolas Maduro, de Venezuela, y Daniel Ortega, de Nicaragua, son mandatarios cuestionados dentro y fuera de sus países y ninguno de los cuatro puede presumir de liderazgo, carentes de credibilidad.
Si a los cuatro hay algo que señalarles, es su responsabilidad de que esa alternativa de izquierda esté tan desacreditada, descalificada como opción de gobierno.
Pero, ¿cuál es entonces el futuro de América Latina? Viene una nueva “guerra”, la comercial y financiera y los reacomodos a que obligarán los triunfos que se están apuntando las propuestas más cercanas a la derecha y a la ultraderecha, xenófobas, anti inmigrantes y menos propensas al libre mercado. No se descartan, incluso, síntomas de recesión en algunos países -incluyendo a México, por supuesto- con consecuencias sociales y políticas que implicarán cambios, profundos cambios que marcarán la tercera década del siglo XXI.
Los cambios serán inevitables. Obligados. Y habrá que ver qué tipo de liderazgos se construyen, en función de las nuevas sociedades, sus demandas y necesidades.
Esa reflexión es la que nos deja el adiós a Fidel Castro, la oquedad y el estrabismo de la izquierda y la revuelta económica y financiera ya en marcha.
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