Guadalajara, Jalisco.- El destino me legitimó como escritor de la actualidad, entendida como exilio planetario”, dijo ayer el escritor Norman Manea (1936) haciendo resonar la lengua rumana en la ceremonia de inauguración de la 30 Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Tras recibir el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances de manos del secretario de Salud, José Narro, en representación del presidente Enrique Peña Nieto, uno de los galardones mejor dotados de las letras hispanas (150 mil dólares), el cuentista y ensayista evocó en su discurso a su natal Rumania y a ese idioma latino que “ha sobrevivido en medio de un gran territorio eslavo”.

Dijo que su discurso era un homenaje “a los escritores de ayer y hoy obligados a abandonar su país y su lengua materna, sin olvidar no obstante las raíces lingüísticas y espirituales de su biografía”.

Mi página tiene la cicatriz de los traumas, pero también la firmeza de la resistencia a ellos”, afirmó el poeta que de niño fue llevado a un campo de concentración nazi y de joven vivió la dictadura comunista en Rumania, tierra que dejó en 1986, y que actualmente vive en Nueva York.

Fui siempre muy circunspecto frente a los riesgos de la canonización, la oficialización y la comercialización, la vulgarización del sufrimiento y la manipulación ideológica”, confesó ante los invitados que llenaron por completo el Auditorio Juan Rulfo para presenciar la apertura del encuentro librero más importante de Iberoamérica.

Ante un presidium integrado por 20 personalidades, entre las que destacaron el Nobel de Literatura peruano-español Mario Vargas Llosa, quien encabeza la delegación de América Latina como invitada de honor, y el Premio Cervantes Fernando del Paso, Manea habló de la crisis de valores que enfrenta el mundo.

El mundo de hoy enfrenta no sólo las contradicciones de una modernidad rápida y cambiante, sino también la energía revanchista de Rusia, el desarrollo dinámico de China, las crecientes migraciones hacia Europa, la oscuridad belicosa de Corea y la rutina cada vez más rebatida de los principios democráticos, incluso en Estados Unidos. Necesitamos más que nunca lucidez y coraje, solidaridad y sabiduría”, añadió.

Entre los invitados destacó una ausencia: la del secretario de Cultura Rafael Tovar y de Teresa, de quien Narro explicó que “no pudo asistir a esta ceremonia por tener que atender un asunto personal urgente”.

Esa ausencia y la noticia de la muerte del líder de la Revolución cubana Fidel Castro enmarcaron el arranque de las actividades de la feria que durante nueve días exhibirá unos 400 mil títulos de más de dos mil casas editoras y reunirá a 650 autores y 21 mil profesionales del libro.

¿Dónde podemos encontrar el lugar de la cultura y la literatura bajo el asalto de la vulgaridad, el comercialismo y las maniobras políticas del mundo contemporáneo?”, se cuestionó Manea y respondió que en los libros: “El más duradero amigo de los solitarios del mundo, un apoyo fiel en tiempos difíciles, una fuente de energía y coraje”.

Sobre el premiado, Alberto Manguel destacó que “es un escritor esencial para nuestra alborotada época tan averiada por nuevos totalitarismos. Es una voz recordándonos nuestras trágicas imbecilidades”.

Excelsior

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