El Buen Fin
Este próximo fin de semana, del 18 al 21 de noviembre, aprovechando el puente por el aniversario de la Revolución, el país completo se verá sumergido en la vorágine mercantilista prefiestas decembrinas y adelanto del aguinaldo, de las falsas rebajas y promociones de El Buen Fin. Esta fiesta comercial, que celebramos desde el 2011 una vez más, siguiendo la mercadotecnia estadunidense para imitar al Black Friday, donde, un día después del Thanksgiving Day, las tiendas en Estados Unidos abren la temporada de compras navideñas con rebajas y descuentos. Ni para eso podemos ser originales.
El problema de El Buen Fin no es solo que las rebajas y descuentos, en su mayoría, son falsos o especulativos pues generan la cuesta de enero ni que se nos impulsa a gastar el aguinaldo antes de tiempo, en lugar de generar campañas de fomento al ahorro.
El verdadero problema es que gastamos como si tuviéramos, como si la economía nacional y particular estuviera en jauja. Y nos endrogamos hasta las narices, como buenos borregos de la publicidad que somos.
Dijo el discurso oficial calderonista, que fue el promotor de esta idea, que El Buen Fin estaba diseñado para fomentar y reactivar la economía del país, lo que de suyo es mentira: cualquier economista que se respete puede demostrar que por un día de ventas masivas no hay activación económica pues la mayoría compran en abonos, generando al cabo de los meses posteriores un terrible agujero económico que debilita la capacidad adquisitiva de la población, genera endeudamiento, morosidad y aumenta la cartera vencida y el buró de crédito.
Si lo que el Estado quiere es reactivar la economía, de entrada debería desaparecer el IVA de los productos para abaratarlos y eliminar la retención del ISR y del IVA de los salarios para que estos aumentaran. Así sí se generaría un aumento del poder adquisitivo, las personas gastarían en productos más baratos y sí podría haber un superávit financiero.
Pero si encima de promover un mal gasto, existen recortes presupuestales en áreas estratégicas del gobierno, ni el estado ni los mexicanos estamos en condiciones de superar la baja capacidad económica ni de aumentar el Producto Interno Bruto pues no hay con qué generar inversión o gasto redituable.
Por eso se vuelve terrible saber que el Presupuesto de Egresos de la Federación 2017 (PEF2017) tiene enormes recortes que impactan directamente a la Secretaría de Educación Pública, a la de Comunicaciones y Transportes y a la de Ambiente y Recursos Naturales, lo que impacta en programas sociales diversos, imposibilitando o por lo menos limitando la investigación y desfavoreciendo la productividad educativa en un país donde el nivel escolar está por los suelos…, además de violentada por los conflictos entre el Sindicato y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE y CNTE, respectivamente).
Y por si fuera poco, para aumentar el descontrol de El Buen Fin, donde millones de mexicanos comprarán a lo puro pendejo para endeudarse de la misma manera y empezar todavía peor 2017 de cómo vamos a terminar 2016, los diputados federales, los mismos que votaron por el recorte al PEF2017 en áreas estratégicas, del mismo paquete de dinero votaron a favor de aumentarse el salario hasta por un millón 942 mil 911 pesos para el año entrante.
Su justificación: Atender al público.
Por eso tenemos al El Buen Fin. Es como las telenovelas: pura aspiración. Deseamos algo que no tenemos, que no podemos pagar, que lo más seguro es que no necesitemos pero que nos han obligado a comprar. Así nos endeudamos. Así nuestros diputados federales, a quienes acostumbramos ver en las fotos dormidos, tejiendo, resolviendo crucigramas, hablando por teléfono o simplemente no haciendo nada, se aumentan el sueldo en un absoluto acto de descaro y de insulto nacional. Nosotros, aspiramos a comprar y ellos aspiran a cobrar sin trabajar. Eso sin mencionar el presupuesto a partidos políticos, la publicidad y los acuerdos con municipios y secretarías y otros gastos millonarios que solo favorecen a unos cuantos.
Cuando era niño, escuchaba un dicho que decía “Haz patria: mata a un chilango”. Hoy en día creo que el refrán debería ser más contundente y anarquista pero efectivo y remunerativo: “Haz patria: elimina a los diputados”.
Todo sea por pasar un Buen Fin de compras.
Pero esto es solo mi opinión.
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