Blanca Padilla

Morelia, Michoacán.-  Los alumnos llegaron, como todos los días, a las afueras de Ciudad Universitaria. Nada otra vez. Puertas cerradas desde hace 54 días.

Se enfrentaron al mismo escenario que el día previo. Tambos repletos de basura que envejece, y más desperdicios por los pasillos, las puertas laterales siguen cubiertas con alambre de púas.

CU permanece en manos de un grupo de inconformes; su identidad no trasciende. En la mañana ningún manifestante a la vista, sólo una casa de campaña y cinco jóvenes que dormían sobre cobijas afuera del edificio de la Rectoría, que esta madrugada fue irrumpido por, al parecer, integrantes del Movimiento de Aspirantes y Rechazados (MAR).

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Se metieron al edificio donde despacha el rector, sacaron a los funcionarios que hacían guardia tras haber recuperado el inmueble tres días antes, y los corrieron. La liberación parcial de CU que se había logrado tres días antes fracasó por segunda vez.

Otros manifestantes se observan acostados sobre los pasillos, donde pasaron la noche para cuidar la toma que mantienen desde el 29 de agisto.

La historia reciente de violencia y confrontación está plasmada en los mensajes impresos en cartulinas que cuelgan de los barrotes de las puertas de acceso. El campus luce vacío. Ningún manifestante a la vista.

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Las rejas que fueron tiradas el pasado lunes cuando la Casa Nicolaita había entregado Ciudad Universitaria y otros grupos estudiantiles se opusieron a liberarla, se encuentran sobrepuestas y amarradas con alambres, otra tiene botes de basura y hasta un tractor con lo que aparenta restringir el acceso.

En los estacionamientos ubicados sobre Avenida Francisco J. Múgica se encuentra una pipa,  al parecer con chapopote, que antes de ser tomadas las instalaciones servía para realizar algunas reparaciones en áreas para vehículos.

Algunas otras puertas de acceso permanecen cerradas con cadenas y aseguradas con alambres para que no sean abiertas.

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En la puerta de acceso de para ingresar al edificio de Rectoría han sido colocados 6 mallas de alambre, dos barandales al parecer arrancados de algún pasillo y una viga de madera que sostiene el peso de la puerta improvisada.

Al fondo, en la puerta de la torre de Rectoría se observan vidrios rotos, que evidencia la forma como ingresaron esta madrugada integrantes de la CUL a desalojar por la fuerza a los funcionarios hacían la guardia.

En el exterior del Centro de Información, Arte y Cultural (CIAC), alumnos de Ingeniería que este día acudieron otra vez a tomar clases, encontraron este viernes el edificio tomado. Las puertas están cerradas con cadenas. Durante los 53 días de la toma, estos jóvenes reciben clases tres veces a la semana.

En el exterior no se observan activistas de Coordinadora de Universitarios en lucha (CUL) ni del Movimiento de Aspirantes y Rechazados (MAR), tampoco de estudiantes que pretendan liberar una vez más las instalaciones.

Todo es parálisis. Hasta los colectivos de la Ruta Amarilla que tienen su base afuera de CU sufren porque se les cayó la demanda estudiantil.

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