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Oscar M. Mora.

Morelia, Michoacán.– La noche del jueves, entre aplausos y reconocimientos eméritos, el escritor, cronista, periodista y hasta comentarista de deportes, Juan Villoro Ruiz recibió de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo el título de Doctor Honoris Causa; sin embargo, y como era de esperarse, el hijo del también Doctor y fallecido filósofo Luis Villoro Toranzo bromeó sobre el nombramiento y compartió, al finalizar la sesión solemne, una serie de opiniones en torno al contexto michoacano.

Presentado por el director de la Facultad de Filosofía “Dr. Samuel Ramos”, Carlos Bustamante Penilla, quien leyó una semblanza mezclando el ensayo, la crónica literaria y el reconocimiento académico, Juan Villoro recibió del Consejo Universitario un título que según en sus propias palabras “reconoce a un estudiante que nunca tomó clases en las aulas nicolaitas”.

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Juan Villoro, sin la característica barba con la que se le reconoce al buscar su nombre en un buscador, con una lectura amena, irónica y autocrítica, habló del legado que tiene la UMSNH tanto para él, para su padre y con la sociedad mexicana en la cual se encuentran la mitad de los restos de éste; una biblioteca con más de 6 mil ejemplares que lleva el nombre de “Acervo Bibliográfico Luis Villoro” y en la que trabajaron desde investigadores, funcionarios universitarios y estudiantes.

Tras recordar que a su progenitor solo le importaba “que su hijo lograra el doctorado”, Villoro Ruiz tomó con humor la exigencia paterna y la convirtió en pretexto para su obra que abarca libros de cuentos, para jóvenes y niños como “Albercas”, “El Libro Salvaje”, “La Casa Pierde” o “Los Culpables” novelas como “El Testigo” y “Arrecife” inspiradas en la historia contemporánea de México, dos volúmenes sobre el fútbol “porque era del único tema del que su maestro Carlos Monsiváis no había escrito” y miles y miles de páginas repartidas en crónicas, artículos para distintos periódicos y otras cuantas perdidas en guiones para teatro, programas de televisión e incuantificables discursos, opiniones y entrevistas perdidas en documentales y notas.

Así es Juan Villoro: un escritor y “todológo” sin títulos académicos que reconozcan esa multifacética obra, el hijo de un investigador comprometido con las causas sociales, la vida cultural y académica de México, un maestro del sarcasmo y el detalle diario, un heredero de los grandes cronistas y un Doctor Honoris Causa sin haber cursado el doctorado.

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Durante su lectura se describió como un luchador de las “causas perdidas”, que ni tan perdidas -siguiendo a su propia experiencia– porque lograron darle impulso al primer Jefe de Gobierno electo en la Ciudad de México, Cuahutémoc Cárdenas Solórzano, a quien reconoció como gran líder moral de la izquierda mexicana la cual no podría mantenerse sin la figura de la universidad pública.

Ya hacía el final de su participación Juan Villoro reiteró su agradecimiento a la máxima casa de estudios nicolaita y dio un repaso por su historia personal, que en su experiencia, ha sido periférica respecto a la Academia pero que en ningún momento ha dejado de regresar a los pasillos y aulas de las Universidades; entre un matrimonio con alumnas, la traducción de un alemán y la relación siempre constante con Michoacán, los pueblos indígenas y la cultura que abarca desde Morelos hasta Juan Gabriel o “El Buki”; para Villoro todas  son formas válidas y necesarias para fortalecer la vida del país y salir del momento difícil en el que se halla.

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Finalmente entre firmar libros, tomarse la foto, agradecer a los asistentes y terminar la ceremonia protocolaria, el nuevo Honoris Causa Nicolaita expresó, que a pesar de su desconocimiento a fondo sobre la situación complicada que se vive en la UMSNH por la toma, la educación pública es y seguirá siendo necesaria, pese al intento que hubo en las administraciones PANistas de Felipe Calderón y Vicente Fox por desmantelarla, por lo que la única manera de sostenerla es creando redes sociales que defiendan a la educación pública.

Junto a Juan Villoro, el astronauta e investigador aeronáutico michoacano, José Hernández Moreno, Edgardo Buscaglia, jurista y politólogo de origen argentino y la antropóloga de la UNAM, Larissa Adler Lomnitz quienes recibieron el mismo título honorífico entregado por la Universidad Michoacana.

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