Morelia, Michoacán
A las 19:00 horas, el bullicio frente al Teatro Mariano Matamoros de Morelia quedó suspendido por la expectación. Familias completas, parejas y amantes del arte aguardaban ansiosos la apertura de las puertas. La ocasión lo merecía: el Kirov Ballet Studio Morelia presentaba una adaptación de Sueño de una Noche de Verano, la clásica comedia de William Shakespeare, llevada al lenguaje del ballet.
Con el telón abierto, la atmósfera se llenó con la música de Félix Mendelssohn, cuyas composiciones dieron vida a la mágica Atenas de la obra. Sobre el escenario, un centenar de bailarinas y bailarines de entre cuatro y 51 años interpretaron una historia que entrelaza bodas, amores imposibles, desafíos y reconciliaciones. Cada paso, cada giro y cada salto recrearon los caprichos del amor universal en su forma pura.
La fuerza de la juventud y la gracia de la experiencia se fundieron en los movimientos. Las bailarinas más pequeñas llenaron el espacio con ternura y encanto, mientras que las adolescentes imprimieron vigor y pasión a sus interpretaciones. Las bailarinas más experimentadas, por su parte, ofrecieron momentos de precisión y maestría que arrancaron aplausos espontáneos del público.
Cada escena parecía llevar a los espectadores más allá de los muros del teatro, envolviéndolos en un bosque encantado donde las emociones humanas y las travesuras de los personajes cobraban vida. Oberón, Titania, Puck y los mortales amantes fueron representados con tal intensidad que el auditorio, lleno a su capacidad, estallaba en ovaciones al cierre de cada acto.
La dirección artística del Kirov Ballet Studio Morelia logró que el legado de Shakespeare brillara con nueva luz en esta adaptación. La combinación de danza, música y narrativa demostró ser un puente de interconexión generacional y sensibilidades. Al final de la función, las más de 100 interpretes recibieron unos minutos de ovaciones. Aplausos y vítores, el mensaje era claro: el arte de Shakespeare, combinado con el talento local conquistó la noche en Morelia.
